Proceso de institucionalización de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y articulación de mecanismos políticos y normativos

AutorCástor Miguel Díaz Barrado
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales. Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España.
Páginas107-127

Page 107

Determinar, con la mayor precisión posible, un espacio específicamente iberoamericano de integración plantea algunas dificultades derivadas, sobre todo, del contexto político y normativo en el que se desenvuelven los Estados iberoamericanos ya que, por un lado, cada uno de ellos participa en diversos y, a veces distintos, procesos de integración; y, por otro lado, no se ha configurado todavía un espacio de integración estrictamente iberoamericano, de tal manera que tan sólo se vienen produciendo avances en el ámbito de la cooperación.

Ahora bien, si queremos ofrecer algunas propuestas para profundizar en la institucionalización de la realidad iberoamericana de cooperación e integración, contribuyendo así a introducir elementos de integración en las relaciones ínter-iberoamericanas y delinear, en definitiva, los aspectos básicos del marco político-normativo de cooperación e integración entre los iberoamericanos, quizá resulte necesario tener en cuenta algunas consideraciones esenciales:1

Page 108

  1. En primer lugar, no debemos olvidar que, en la actualidad, el continente americano se encuentra en una situación de definiciones en torno al fenómeno de la integración y, con seguridad, en los próximos años asistiremos a la afirmación y consolidación de los diversos procesos integracionistas y, en su caso, al establecimiento de un nuevo marco de cooperación e integración entre los Estados americanos. Para conocerlo es preciso realizar un profundo trabajo de análisis e investigación que delimite los aspectos centrales para los gobiernos de los Estados y los organismos internacionales que desarrollan sus esfuerzos en la “región”.

    Desde luego, para configurar un espacio iberoamericano de integración hay que tener muy en cuenta que los Estados latinoamericanos se encuentran inmersos en múltiples y diversos procesos de integración que, desde los años noventa del siglo XX, han ido surgiendo o se han revitalizado los existentes. En el fondo, en el continente americano ha surgido una realidad compleja de integración en la que, a diferencia, no obstante, de lo que ha sucedido en Europa, la mayoría de los Estados americanos se encuentran inmersos en múltiples procesos de integración o si se quiere, con mayor precisión, se ha producido una panoplia importante de relaciones de “cooperación-integración” que no tienen perfectamente diseñados sus objetivos y características y que se encuentran en constante proceso de evolución. En particular, la “realidad americana” de integración se nos presenta, pues, como una realidad muy compleja y abigarrada y cuyos elementos están impregnados de una especial heterogeneidad.

    Un dato relevante, por lo tanto, es que los Estados latinoamericanos y caribeños se ven inmersos, simultáneamente, en diversos procesos de integración de distinta naturaleza. Como se ha indicado, nos encontramos en una situación en la que:

    [...] con muy pocas excepciones, cada país latinoamericano o caribeño participa actualmente de uno o varios esquemas o acuerdos de integración, bien sea zona de libre comercio, unión aduanera o mercado común. Asimismo, los compromisos son de diversa naturaleza y profundidad, de carácter bilateral o plurilateral. Se han modificado y profundizado los esquemas tradicionales surgidos en las décadas de los cincuenta y los sesenta, al paso que han emergido nuevos acuerdos —denominados de segunda y tercera generación—, dándose el caso de que un mismo país actúe, simultáneamente,Page 109 en varios espacios económicos ampliados (J. M. Vacchino, y T. Pulgar, “Articulación de acuerdos de integración y la Comunidad Latinoamericana de Naciones”, Revista Capítulos, núm. 53, 1998).

    En resumen, la integración que acontece hoy en América Latina y el Caribe viene caracterizada por múltiples elementos que la diferencian de los supuestos de integración que tuvieron lugar en el pasado. Todo ello hace que la integración latinoamericana y caribeña, con sus propias especificidades, se presente como uno de los elementos más característicos que se dan en las relaciones interamericanas y que trasciende, cómo no, al conjunto de las relaciones que mantienen, entre sí o con otros, los Estados que participan en cada uno de los procesos de integración. Ello condicionará, sin lugar a dudas, la puesta en marcha de un espacio genuinamente iberoamericano, sobre todo en el plano de la integración e, incluso, determina los campos en los que se puede ir avanzando en el marco de la cooperación.

    Asimismo, una de las características más sobresalientes de la integración en el espacio latinoamericano y caribeño será su carácter sumamente evolutivo y ello puede apreciarse, precisamente, en cada uno de los esquemas y acuerdos de integración que se han puesto en marcha, siendo así que ninguno de ellos puede estimarse que haya culminado mediante el logro de todos los objetivos plasmados formalmente. En el fondo, nos hallamos en presencia de procesos que continúan evolucionando de manera paulatina y constante. Este elemento evolutivo va a influir, además, de una manera directa en la progresiva incorporación de diferentes elementos entre las cuestiones que se van a configurar como metas y objetivos de los procesos de integración o como aspectos ineludibles en la evolución de los mismos. Esta característica puede ser aprovechada a la hora de configurar el espacio iberoamericano de integración, en la medida en que se puede ir sacando consecuencias y comparando los avances en campos propicios para la integración.

    En el examen de la integración que tiene lugar en el continente americano y que afecta a los Estados latinoamericanos y caribeños, seguimos sosteniendo que la voluntad de estos Estados “se ha plasmado básicamente en tres dimensiones a la hora de constituir espacios de integración, siendo así que ello refleja, de algún modo, una cierta tensión entre cada uno de los modelos empleados, a pesar de que buena parte de los Estados participan y animan el desarrollo coetáneo de cada uno de ellos” (C. M. Díaz Barrado, “Iberoamérica ante los procesos de integración: una aproximación general”, en Iberoamérica ante los procesos de integración.Page 110 Actas de las XVIII Jornadas de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y Relaciones internacionales, Madrid, 2000, p. 33). Se trata de opciones de integración que se han ido plasmando en acuerdos y esquemas que revelan la voluntad integradora que habita en este continente y que se presentan, en principio, con un carácter complementario.

    Nos referimos, en particular, a la dimensión hemisférica de la integración que encuentra su reflejo más significativo en la voluntad de crear un área de libre comercio de las Américas y que supone una visión panamericana de la integración; las manifestaciones regionales de la integración entre las que destacan, si hemos de considerarlas así, la Asociación Latinoamericana de Integración como proyecto más articulado de integración regional, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que aparece con mayores límites por lo que se refiere a su contenido y efectos, y, también, cabría incluir en este ámbito a la Asociación de Estados del Caribe que presenta unas características muy particulares y específicas; y, por último, hay que mencionar los casos en los que se ha procedido o se está procediendo a una integración subregional (Mercosur, Comunidad Andina, SICA y Caricom), que constituyen, ciertamente, los supuestos más relevantes, tanto por lo que se refiere al diseño institucional y normativo como en lo relativo a los objetivos que se pretende satisfacer.

    No obstante, hay que anotar que, en la actualidad, es relevante la puesta en marcha de un proceso de integración hemisférico que se enfrenta a muchas dificultades para hacerse efectivo y la aparición de un proceso de integración de alcance regional que comienza a producir efectos en las relaciones entre los Estados latinoamericanos, como es la creación en 2004, mediante la Declaración de Cusco, de la Comunidad Suramericana de Naciones que, a partir de abril de 2007, recibe la denominación de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

    Por lo que respecta a lo primero, en la Cumbre de Miami, celebrada en 1994, jefes de Estado y de gobierno de Estados que integran el continente americano acordaron iniciar de manera inmediata el establecimiento de un Área de Libre Comercio de las Américas “en la que se eliminaran progresivamente las barreras al comercio y la inversión” y se decidió, asimismo, concluir las negociaciones conducentes a la creación de este espacio económico “a más tardar en el año 2005”. La pretensión de instaurar el ALCA resume, en esencia, los resultados más sobresalientes de las Cumbres de las Américas que se han venido celebrando, a pesar de que se pueda afirmar que “estamos ante una forma restringida de integración comercial, pues el ALCA, tal como ha sido planteado y está siendo negocia-Page 111do, se refiere solamente y en el mejor de los casos a las dos primeras etapas” de la integración, es decir, la celebración de tratados preferenciales de comercio y la constitución de un área de libre comercio.

    Aunque se trata, sin lugar a dudas, de la decisión de mayor trascendencia, al menos en el marco de la cooperación y de la “integración” en el espacio americano en su conjunto, la Primera Cumbre de las Américas, lo que va a encontrar continuidad en las posteriores Cumbres, supuso algo más desde la perspectiva política y jurídica en relación con la integración en el hemisferio occidental, por lo que no debemos limitar este esfuerzo de integración a la mera constatación de que supuso la instauración de un espacio de libre comercio, sino que hay que detallar, también, otros aspectos relevantes del mismo. Entre ellos, merece la pena destacar los siguientes:

    Por un lado, la reunión que tuvo lugar en Miami supuso, en esencia, la expresión de la voluntad política de los Estados americanos de crear un espacio de profunda cooperación y colaboración mutuas que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR