Los notarios salen en defensa de los consumidores

AutorFernando García Sais
Páginas22-24

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La formación de los notarios en México es primordialmente práctica y autodidacta. No tengo conocimiento de que alguna de las mejores universidades del país contemple en sus planes de estudio de licenciatura la asignatura de Derecho notarial o alguna equivalente. El interesado debe “pasan-tear”1o incorporarse como abogado a alguna firma notarial o desde los despachos corporativos vincularse con la práctica notarial.

Como ha sido característico de la literatura jurídica mexicana que se ha producido en el país, a partir del modelo educativo del Derecho que imperó en muchas universidades y escuelas, basado en la memorización de normas y en su reproducción, la dogmática jurídica notarial es un claro ejemplo de ese modelo. La oportunidad para las nuevas generaciones de notarios es la de comenzar a producir dogmática diferente que no se limite a concentrar compendios normativos o formularios, sino que racionalice la actividad del notario, los derechos de los usuarios de las notarías y el papel del notario como agente económico en un mercado que busca combatir los monopolios y proteger al consumidor, en un entorno de primacía de los derechos humanos.

Los libros que hasta la fecha se mantienen en las bibliotecas de los

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notarios mexicanos como clásicos y esenciales son el Derecho notarial del notario don Bernardo Pérez Fernández del Castillo, de editorial Porrúa,2y el del notario Jorge Ríos Hellig, La práctica del Derecho notarial, de McGraw Hill.3Sin duda, son grandes libros que contienen una visión general y, en algunos temas, detallada de la función notarial.

Sin embargo, a pesar de la alta calidad de esas obras, poseen una notable área de oportunidad: son libros que se inscriben en esa manera tradicional de explicar el Derecho y no mencionan, ni por asomo, la existencia de derechos de los consumidores finales (de esos que regula la Ley Federal de Protección al Consumidor), que los notarios debemos preservar en nuestras escrituras públicas, ni temas de Derecho económico como los relativos a concentraciones empresariales4 que, a través de fusiones u otros actos, pudieran generar prácticas monopólicas.

La doctrina jurisprudencial del consumidor y del notariado es inexistente, por la ausencia de litigios que planteen esos temas.

En una consulta realizada el 9 de noviembre de 2016 en el Semanario Judicial de la Federación por internet, no aparece un solo registro que haga referencia a una relación entre notarios y consumidores.5Resulta al menos curioso que a pesar de las continuas violaciones a los derechos de los consumidores no haya litigios sobre estos temas, así como tampoco hay noticias de intentos legislativos por tratar de reforzar el derecho a la información y la protección del consumidor en sede notarial.6En un ambiente de mercado con alta presencia de monopolios, así como de diversas prácticas monopólicas (absolutas y relativas), la posición del consumidor —en tanto destinatario final de bienes y servicios— ha demostrado su vulnerabilidad y su fragilidad. El notariado es —y debe ser con mayor intensidad— un gran aliado del consumidor.

“La función del notario contribuye al orden público, a la tranquilidad de la sociedad en que se actúa y da certeza, que es una finalidad del Derecho”, dice Bernardo Pérez Fernández del Castillo.7“El notario del Distrito Federal [y los de los Estados, también] es un particular […] que ejerce la...

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