Añoranzas negras: la poesía negra uruguaya del siglo XX

AutorNicole Roberts
CargoThe University of the West Indies, Trinidad y Tobago
Páginas183-195

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A menudo la obra literaria de los escritores afrohispánicos implica una militancia no sólo política sino también cultural. No se puede negar que la historia oficial de Uruguay ha dedicado únicamente el pie de página a la rica historia de los negros traídos por la fuerza al continente americano desde hace más de cinco siglos. En el contexto de Uruguay, todo intento por resistir el racismo y de sembrar las semillas de la descolonización requiere a la vez una lucha radical y el entendimiento de la hegemonía conservadora en que funciona esa sociedad.

Hablar de un movimiento afrouruguayo, tal como existe en Estados Unidos, sería erróneo, pero esto no indica que no haya una presencia literaria y, por extensión, una conciencia literaria en los escritores negros uruguayos; sin embargo, no cabe duda de que el motivo del negro en la literatura uruguaya se ha tratado muy poco. Además, debe señalarse que particularmente la figura de la mujer negra del siglo pasado es escasa en la poesía uruguaya. Sin duda, una razón central es que el país puede asumir al negro sólo como parte limitada de su historia. A pesar de las manifestaciones de la cultura negra evidentes en la época de carnaval (por ejemplo, la música de tambor, los nombres de las comparsas, como Zorros negros, Fantasía negra o Raíces, entre otros), el Uruguay no sólo es un país europeizado sino uno en el que la europeización es glorificada. Tan contradictoria como es la posición del negro en la sociedad uruguaya, resulta relevante que la poesía del siglo XX demuestre la gran colectividad negraPage 184 y, al mismo tiempo, sea testimonio de las luchas sociales de los negros en este país sureño.

El presente artículo se centra en el género de la poesía. Se presenta aquí un estudio detallado de algunos ejemplos de la poesía negra uruguaya que describe la situación del negro en esa sociedad durante el siglo XX; es decir, la poesía escrita por poetas uruguayos de ascendencia africana. Pretendemos, en primer lugar, la divulgación de los temas así como un análisis de éstos, tratados en la poesía de cinco poetas negros uruguayos cuya producción, aunque limitada, es muy rica en documentación histórica y de gran valor literario. Se sigue de aquí el orden cronológico de la publicación, según aparecen los poemas en la Antología de poetas uruguayos (1990). Este artículo no se propone abarcar toda la poesía (ni mucho menos los temas) escritos en el siglo XX por poetas negros uruguayos. El comentario está orientado más bien a mostrar la concepción del mundo del poeta tal como lo presenta en sus versos, y analiza la manera en que ellos presentan el problema de la discriminación racial de los negros en Uruguay. Nos limitamos a dar sólo una muestra representativa del siglo.

En 1996 el Banco Interamericano de Desarrollo publicó un estudio regional en el que se concluía que más de 150 millones de latinoamericanos son de ascendencia negra. Hay otras estimaciones menores. En primer lugar, esto es así porque todavía existe gente mulata que no se define como negra en muchos países de América Latina, tales como Uruguay, en donde la invisibilidad marca a la población negra. Hace poco más de dos siglos, la gente de ascendencia negra constituía casi la mitad de la población del país, pero hoy en día la nación uruguaya, de más de 3 millones de personas, cuenta con menos de 200 000 personas de ascendencia negra. Esta cifra representa poco menos de 6% de la población. De aquí surgen dos aspectos importantes para contextualizar este estudio: en primer lugar, hay una escasez de datos y estadísticas sobre la población negra en Uruguay, porque es una minoría casi invisible, y, en segundo lugar, porque en Uruguay, como en los demás países de América Latina, hay gente de ascendencia africana que no se define como negra, porque es común en América hacer la clasificación racial solamente a partir de la autoidentificación de las personas encuestadas o entrevistadas.1 Uruguay es entonces un país distinto a los otros de América Latina en el sentido de que la asimilación cultural del negro en la sociedad es y ha sido un firme propósito de la gente, y el resultado es una gente que no tiene conciencia de su racismo porque es muy sutil.

De la misma manera, se entiende por qué, todavía a principios del siglo XX, en Uruguay el negro continuaba siendo el gran desconocido y objeto de burla de mucha gente, por su clase o por su precaria situación económica. Muchos de ellos se dedicaban a trabajos rudos, como obreros, y en cuanto a los escritores,Page 185 la falta de medios de publicación impidió que editaran su obra. Así las cosas, el negro se mantenía en estado de pobreza, enfrentando un racismo radical que buscaba el “blanqueamiento” de la población uruguaya. Vale decir que la falta de publicaciones aseguraba que la voz del negro intelectual se quedara sin ser escuchada. Según el pedagogo e investigador de la poesía uruguaya Alberto Britos Serrat, “el movimiento intelectual negro se desarrolla en el Uruguay en la primera mitad de este siglo a base de impulsos personales y esporádicos”.2 A finales del siglo XIX se veía la producción de una poesía gauchesca: comentario social sobre la cultura y la tradición en vías de desvanecimiento del gaucho. Como contraste, es interesante notar que uno de los mejores exponentes de esta poesía gauchesca que luchaba en contra del racismo hacia la gente indígena, era el mulato Bartolomé Hidalgo (1788-1822).

De manera contradictoria, y a pesar del clima social conformista del Uruguay de principios del siglo XX, se inició una poesía con raíces negras y un punto de vista radical que intentaba transformar el pensamiento de la época, anclado en un racismo basado en la sociedad clasista. En este sentido, Pilar Barrios (1889-1974) cultivaba lo que podría denominarse una poesía acriollada. Fue una poetisa de origen humilde que expresaba en sus versos un ideario político basado en la solidaridad de la raza negra. Su poema “Negra” abre con una descripción burlesca de la actitud ciega y simple que apoyaba el racismo en el país a principios del siglo:

A mí me dijeron negra.

¡Dios mío! ¡Cuánto me reí!,

porque quien me lo dijera

no era más que un infeliz:

Uno de esos seres fatuos

que se encuentran por doquier,

que no saben, que no saben

pero que creen saber

Y adoptan poses y gestos

de persona superior;

y hablan con empaque austero

para impresionar mejor,

Y van haciendo un desfile

de genios al por mayor,

para hacer ver que son dueños

de una gran erudición... [p. 32]

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A pesar del planteamiento juguetón con que abre el poema, la poetisa muestra un espíritu poético al tratar el motivo negro. Barrios critica la falta de conciencia de gran parte de la ciudadanía, la cual ocasiona el racismo contra los negros y sustenta la discriminación racial en la sociedad. De importancia fundamental es la manera en que Barrios indica que los racistas no tienen mayor derecho a reclamar la identidad uruguaya. Esa gente se cree “superior” a la gente negra porque, en su concepto, ser de raza negra no podía ser compatible con el ser uruguayo. Pero el uso de la palabra “fatuos” para describir la estima en que se tienen esas personas racistas indica que la poetisa no está...

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