Ley sobre maternidad subrogada: ¿altruismo o negocio?

AutorLic. Brenda Pulido Luna

Estos tratamientos de procreación médicamente asistida pueden lograrse mediante la fecundación homóloga o mediante la fecundación heteróloga, dependiendo de dónde provienen el óvulo y el espermatozoide. Lo normal es que la mujer que quiere ser madre y no puede serlo por problemas de infertilidad, se somete al tratamiento y, por lo general, lo consigue no sin antes haber superado grandes dificultades y esfuerzos médicos, psicológicos y económicos. Mediante estos tratamientos muchos matrimonios o parejas de hecho han conseguido su deseo de ser padres. Desde hace algunos años a estos tratamientos de procreación médicamente asistida no sólo acuden mujeres solteras, matrimonios y parejas heterosexuales, sino también lo están haciendo parejas homosexuales.

Se está dando otro fenómeno social que cada vez tiende a extenderse más y es el de las madres subrogadas que “alquilan” sus vientres para que otra mujer pueda ser la madre de la criatura. Este fenómeno se debe a muchos factores, entre ellos, a que las mujeres retrasan más la edad para ser madres con la consecuente dificultad e infertilidad para lograr la maternidad, a que hay mujeres que no tienen pareja pero quieren ser madres, a la esterilidad de la mujer, a que hay un incremento de los deseos de paternidad en las parejas homosexuales de hombres gay que para conseguir un hijo recurren al alquiler de vientres.

Todas estas cuestiones, obviamente, tienen muchos detractores y muchos defensores que entran en discusiones sobre los aspectos religiosos, biológicos, éticos, genéticos, jurídicos, entre otros; planteando muchos interrogantes, como por ejemplo, ¿Existe el derecho a tener un hijo a toda costa?, ¿Se puede comercializar con el deseo de las personas de ser padres?, ¿Se supedita todo a intereses y beneficios egoístas?, ¿Se puede seleccionar cómo serán nuestros hijos?, ¿El fin justifica los medios?, ¿Se puede manipular la vida humana?, ¿Se atenta contra la dignidad de las personas?, etc. El hecho es que en varios países están implantadas de manera jurídica y médica las técnicas de reproducción asistida con legislaciones detalladas y con una infraestructura de clínicas, médicos y laboratorios con la más alta tecnología. La reproducción médicamente asistida es algo permitido legalmente y muy demandado.

Tal es el caso, que ha llegado el turno de nuestra capital, quien se ha mostrado como punta de lanza en estos temas y es por eso que las comisiones de Salud y de Equidad y Género de la ALDF aprobaron, la Ley de Maternidad Subrogada para el Distrito Federal, para entrar en vigor a partir del 01 de enero de 2011, a través de la cual una mujer podrá prestar su vientre para que ahí se desarrolle el embrión de otra pareja. Según lo aprobado, esta práctica no tendrá fines de lucro, pero los padres biológicos tendrán que pagar todos los gastos médicos de la mujer gestante durante y después del embarazo.

Históricamente la esterilidad ha ido de la mano con la humanidad. En la antigua Mesopotamia al varón le era permitido adquirir una segunda mujer cuando la primera era estéril. En la Grecia clásica, se consideraba que la esterilidad era producto de la cólera de los dioses. En la Biblia, se escribe en el Génesis el más famoso de los casos de esterilidad humana, el de Abraham y Sara, una pareja que llegó a la ancianidad sin haber conseguido la procreación.

Recordemos que las parejas heterosexuales habían recurrido en la antigüedad a las creencias, mitos y ritos para concebir un hijo propio incluso exponiendo a la mujer a riesgos físicos y sanitarios, es gracias a las técnicas de reproducción asistida que se han implementado en instituciones de salud públicas y privadas en los últimos 30 años, sin contar con una regulación precisa y adecuada que permita que haya certeza en los alcances reproductivos y los limites que dicha actividad conlleva en la práctica médica.

En el siglo pasado y durante el presente, los avances de la biología de la reproducción humana han dado pasos agigantados para resolver los problemas de infertilidad y esterilidad, haciendo posible que miles de personas hayan podido procrear y tener acceso a la parentalidad que para algunas personas constituye uno de los principales objetivos biológicos que cumple la persona en su ciclo de vida.

¿Existe el derecho a tener un hijo a toda costa?, ¿Se puede comercializar con el deseo de las personas de ser padres?, ¿Se supedita todo a intereses y beneficios egoístas?, ¿Se puede seleccionar cómo serán nuestros hijos?, ¿El fin justifica los medios?, ¿Se puede manipular la vida humana?, ¿Se atenta contra la dignidad de las personas?

La infertilidad es un padecimiento asintomático, diagnosticado cuando no se ha logrado concebir un hijo, de manera natural por lo menos durante un año. La Organización Mundial de la Salud define a la infertilidad como una enfermedad con derecho a ser tratada, y sostiene que en más del 90% de los casos que se presentan existe solución a través de tratamientos médicos. La esterilidad es la incapacidad de tener hijos por anomalía física, que puede ser un bloqueo en las Trompas de Falopio en la mujer o una disminución de la espermatogénesis (mecanismo encargado de la producción de espermatozoides) en el hombre. El gameto se refiere a una célula germinal madura, femenina o masculina, es decir, óvulo o espermatozoide funcional, capaz de intervenir en la fertilización o la conjugación. A este proceso también nos podemos referir como meiosis y con esta la gametogénesis, que es el proceso de la fecundación; por lo tanto, se puede decir que la incapacidad de llevar a cabo la gametogénesis es la puntualidad del término esterilidad.

Según cifras que aporta el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), en México existen un millón y medio de parejas que padecen infertilidad o esterilidad, de ahí la importancia para que sea regulado este problema de salud pública.

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