Rebeliones y alzamientos indígenas y campesinos en el siglo xix

AutorLeticia Reina Aoyama
Páginas19-34
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3. Rebeliones y alzamientos indígenas
y campesinos en el siglo XIX
La protesta rural que los pueblos desplegaron a lo largo del siglo xix
no tiene parangón con ninguna otra época. Tanto, que si los siglos
tuvieran nombre, al xix se le podría llamar el siglo de las rebeliones.
Esta convulsión social tampoco tuvo paralelo con los movimientos
campesinos acaecidos en otros países de América Latina después de
sus revoluciones de independencia, ni por el número, ni por las dimen-
siones que en México cobraron. Podemos asegurar que el agro de la
nueva República Mexicana, tras lograr su independencia con respec-
to a la Corona Española, fue el que mayor número de rebeliones
indígenas y campesinas tuvo; producto de la confrontación y nego-
ciación entre los diferentes grupos sociales por lograr construir una
nación independiente.
3.1 Pensamiento liberal anti-indigenista
En la segunda década del siglo xix, los intelectuales liberales comen-
zaron a criticar la política de protección que la Corona Española
había tenido hacia los indios. En 1824, José María Luis Mora, pro-
minente intelectual y político defensor del liberalismo, propuso que
el término “indio” se eliminara del uso público e insistió en que, por
ley, los indios deberían dejar de existir, con el objeto de unificar a la
población en torno a la categoría de ciudadano y terminar con las
divisiones de castas. La política que el gobierno de la nueva Repú-
blica Mexicana tuvo con respecto a la población indígena fue agre-
siva y se le ha calificado de anti-indigenista. Incluso un fuerte grupo
de liberales recomendó, y se instrumentaron políticas migratorias al
respecto, que se trajeran colonos europeos para civilizar al indígena
a través de la mezcla de las razas.
Por su parte, Lorenzo de Zavala, político liberal yucateco, pro-
puso en la Junta Constituyente y en el primer Congreso Constitucio-
nal
“un trato igual para todos los ciudadanos”. Tanto él como Mora
tenían confianza en que el progreso de los indios vendría como con-
secuencia de la igualdad civil. Estas convicciones se extendieron al
sistema de propiedad comunal, expropiando, dividiendo y privati-
Historicidad del
conflicto agrario
Imposición
de la ciudadanía
Bases
del indigenismo
liberal
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20 Los movimientos indígenas y campesinos
zando la tierra; ideas que constituyeron el fundamento de las leyes de
desamortización y de la política indigenista liberal, tendiente a des-
aparecer lo indígena de la nueva República mexicana. Los argumentos
económicos y políticos para convertir la propiedad comunal en pro-
piedad privada fueron muy fuertes desde el inicio de la Independencia.
La transformación de México en una nación moderna —pensaban los
liberales— requería acabar con la propiedad comunal para hacer pro-
ducir las tierras y crear las bases para el establecimiento republicano.
En diferentes entidades federativas de la República se genera-
lizó esta idea, y aunque la Constitución Federal de 1824 no contenía
argumentos anticomunales, las constituciones de diferentes estados
promulgadas en la década de 1820 sí incluían disposiciones que afec-
taban a las corporaciones indígenas.
En los estados de Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Jalisco,
México, Michoacán, Nuevo León, Puebla, Sonora, Sinaloa, Texas,
Veracruz y Zacatecas se proclamó la igualdad civil para los indígenas
y se establecieron ayuntamientos iguales en todos los pueblos para
uniformar las distintas formas de gobierno local que habían existido
en la época colonial; los estados de Oaxaca y Guanajuato sólo “reco-
mendaron” la aplicación de medidas semejantes.
Las leyes no fueron aplicadas en todas partes ni de inmediato,
pero con ellas los hacendados tuvieron las armas legales para empe-
zar a despojar a los indígenas de sus tierras. El proceso de desamor-
tización se puso en marcha y los pueblos comenzaron a resistir con
las armas en la mano. A estas rebeliones indígenas, la gente de las
ciudades comenzó a llamarlas guerras de castas.
El problema del campo para los liberales se reducía a dos
cuestiones: hacer producir las tierras con la lógica del mercado y
romper con la organización comunal para integrar a los indígenas
a la nación, a fin de terminar con las guerras de castas e impedir la
separación de la ciudadanía en dos razas. Desde un principio y a lo
largo de la primera mitad del siglo xix hubo dos posiciones encon-
tradas: la de los conservadores, quienes abogaban por la protección
del indio, como en la época colonial, y por lo tanto la no desamorti-
zación de los bienes de las corporaciones; y la de los liberales, que iba
desde privatizar solamente ciertas áreas de la tierra comunal, hasta
los más radicales que pugnaban por la desaparición de la comunidad
indígena, su organización, formas de gobierno y uso de sus lenguas.
El triunfo de los liberales en 1855 fue posible por la participa-
ción indígena-campesina en la revolución de Ayutla, la cual tuvo como
objetivo derrocar la dictadura de Antonio López de Santa Anna e ins-
taurar un sistema federalista. Sin embargo, desde el primer momento
los liberales excluyeron a los campesinos de su proyecto de nación,
Primeras
legislaciones
Desamortización
y guerra
de castas
Apuesta
por el mercado
y la nación
Enfrentamientos
por la
modernización
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