El vacío y la forma. Intersticios para pensar el vínculo entre jóvenes y derechos culturales en México

Este documento está disponible con registro gratuito

REGÍSTRATE GRATIS
AutorHéctor E. Gómez Vargas
CargoDoctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Colima y académico del Departamento de Ciencias del Hombre de la Universidad Iberoamericana León
Páginas1-25

Page 1

El reflejo de la fórmula "la forma es vacío" es "el vacío es forma". Lo cual significa que no sólo somos el cielo sino al mismo tiempo nosotros. En esencia, éste es nuestro primer descubrimiento. Jakusho Kwong, Sin principio ni fin.

La forma es vacío Hacia la cuadratura de un posible círculo

Para reflexionar sobre los jóvenes y los derechos culturales en México, partimos de que ambos emergen como parte de un proceso más amplio: las transformaciones de lo que Immanuel Wallerstein (2005) llama Moderno Sistema Mundo, un proceso civilizatorio que comenzó en el siglo XVI y que parecía entrar en crisis a mediados de la década de los sesenta, y en una profunda bifurcación a finales de la de los ochenta del siglo XX.

Estas transformaciones profundas tienen que ver con un elemento que en los últimos tiempos se ha ido reconociendo de manera cada vez más generalizada: la dimensión de la cultura como un elemento presente en las dimensiones

Page 2

económicas, políticas y sociales; a niveles mundiales, nacionales y locales; un factor vital para la organización social y las relaciones entre las distintas regiones del mundo. Este nuevo entorno civilizatorio hace que muchas cosas se modifiquen sustancialmente de acuerdo a la manera como se ha pensado a la sociedad, al mundo, al mismo conocimiento, y, por supuesto, a la cultura (Chambers, 2006).

Nuestra intención no es reflexionar sobre los jóvenes ni sobre los derechos culturales, sino indicar algunos intersticios, ese conocimiento que se teje desde lo ordinario (Maffesoli, 2001: 226) y que permite entender las formas que se hacen y recomponen de lo social, no sólo al nombrarlas, sino por su propio dinamismo y organicidad; las formas que se dan a través no sólo de complicidades, sino de contrastes, de contrarios, desde los cuales se amplían los sentidos y las tendencias de acción (Maffesoli, 1997) que nos permitan entender su complejidad para poder institucionalizarlas dentro de la vida social de nuestro país y la vida cotidiana de sus diversos grupos sociales.

Partimos de que tanto la cultura y los jóvenes son dos realidades altamente complejas, cambiantes, difíciles de asir con una sola mirada, pues en su interior hay una diversidad de tensiones que han actuado como ejes estructurales para su comprensión y su materialización en nuestras sociedades; porque esos ejes estructurales tienen una potencia tanto constructiva como desintegradora que se manifiesta en las cambiantes realidades culturales que se han ido materializando. De acuerdo con Niklas Luhmann (2000), éstos son algunos de los elementos que nos permiten entender el paso de las dinámicas de transformaciones sociales que

Page 3

han pasado de la lógica de situaciones estables a inestables para retornar a la estabilidad, a las que se mueven de situaciones inestables a una de mayor inestabilidad, donde el punto se coloca no en el orden, sino en la organización, el paso de un orden estructural a otro de orden estructurante (Navarro, 1994).

Proponemos que la dimensión de la cultura como la realidad de los jóvenes hoy día son vitales para comprender la morfogénesis social, y que ambas deben ser vinculadas tanto con los derechos culturales, los derechos culturales de la juventud, o las políticas nacionales de la juventud con el fin no sólo de tener mayor claridad de las dificultades que ha tenido para ser definidas e implementadas (Cervantes Barba, 2004), sino de los riesgos que se juegan de no hacerlo, o de las posibilidades de hacerlo, pues del vínculo entre cultura, derechos culturales, jóvenes y derechos culturales de los jóvenes, o políticas de la juventud, hay dimensiones más amplias que se ponen en juego. Pensemos esto a través de dos vías: la histórico y la relacional, o transaccional.

Desde un punto de vista histórico, al vincular a los jóvenes con los derechos culturales se abren una serie de elementos comunes que en los estudios y reflexiones de cada uno han ido reconociendo y aceptando: la importancia de lo múltiple, de la historia, de las tensiones y conflictos sociales y económicos; del movimiento y las transformaciones de la vida social, la articulación de la política con lo social; de las estructuras con los grupos sociales; de las dimensiones materiales y subjetivas.

Page 4

No es gratuito que, a finales de la década de los sesenta, pero principalmente de los setenta, se comenzara a pensar sobre la importancia de la cultura para el desarrollo de las naciones a través de formas de pensamiento como los imperialismos culturales, la equidad de las industrias de la cultura entre los países del norte y del sur, del respeto a la cultura y la importancia de reconocer los derechos culturales en cada país y entre los diferentes países del mundo, que en paralelo los jóvenes se tornan visibles, no sólo como una preocupación ante un nuevo fenómeno social y urbano, sino como un actor de la vida social. No es gratuito que en esos contextos se pensara a los derechos culturales y a los jóvenes a través de dos miradas: la desigualdad y la diferencia, es decir, las dimensiones sociales y culturales. Y ésa ha sido en mucho la tónica hasta el momento, pues parecen ser los elementos para pensar a la cultura desde la visión de lo transcultural.

Pero en la década de los noventa apareció un nuevo contexto que fortaleció, modificó y amplió la importancia de los derechos culturales y la atención sobre la juventud: la globalización, la economía neoliberal, la generalización de lo mediático y lo virtual. El factor nacional ha de integrar las dinámicas globales; la emergencia de lo multicultural se torna visible y actuante para las dinámicas e identidades que se ponen en juego y tensión; las tradiciones y el pasado histórico cobran una vitalidad y una presencia vital y a veces beligerante; los movimientos y grupos sociales diversos salen a escena no sólo como nuevos actores, sino como reflejo de realidades sociales emergentes, mutables y fundamentales para el abanico que se abre en lo político, social y económico. En este punto es donde la

Page 5

cultura adquiere una centralidad clave, pues lo político que las organizaba parece vaciarse de sentido y de capacidad de convocatoria y capacidad de organización, donde las políticas culturales no bastan y hay que dirigir la mirada a la cultura política, y ello implica pensar ya no sólo desde la desigualdad, la diferencia, sino lo que integra o lo que no está integrado, es decir, al factor comunicativo. Néstor García Canclini (2004) expresa que, para pensar la interculturalidad, hay que pensar la manera como nos hacemos diferentes, desiguales y desconectados.

Ahora tocaría pensar lo relacional o transaccional. El sociólogo norteamericano Roland Robertson (1992) incursiona en pensar los procesos de transformación a partir de lo global, y señala que ahora es que se modifican las relaciones del todo con las partes a como se había dado anteriormente. Propone que lo que ha acontecido son diversos procesos de relativización entre cuatro elementos fundamentales: el sistema mundo, la humanidad, los estados-nación y el individuo, los cuales están en íntima relación, así, cuando uno es alterado aparecen distintos procesos de relativización, de alteración de la vida social.

En nuestro caso, y con ciertos ajustes que no dejamos de ser conscientes que los ubicamos de una manera arbitraria y/o forzada, proponemos que se puede pensar una cuadratura con elementos que de su relación aparece aquello que se pone en juego, en tensión o relativización. Esto lo podemos ver en la siguiente tabla:

Page 6


ENTRE: Y: RELATIVIZACIÓN:
Cultura Derechos culturales De las sociedades
Jóvenes Derechos culturales juveniles De las identidades
Cultura Jóvenes De las referencias sociales
Derechos culturales Derechos culturales juveniles De la ciudadanía

Nuestra visión es que lo que se pone en juego, como riesgo o posibilidad, es lo que aparece en la columna de la relativización, y hemos de reconocer que esto se torna visible a partir de los nuevos contextos sociales de lo global, donde podemos encontrar a otros diferentes autores que han señalado, con otros diagramas de la globalización cultural, como el de José Joaquín Brunner (1999), donde las transformaciones sociales son amplias y se tejen en dimensiones paralelas a las que hemos esbozado con los procesos de relativización.

Abordar estos procesos requiere mucho espacio. Sólo haremos algunos apuntes de cada dimensión.

En la era de la Supercultura. Punto fundamental es que en el mundo, al cambiar en su proceso civilizatorio, igualmente ha cambiado la manera como se organiza, materializa y se accede a la

Page 7

cultura. Hace pocos años, James Lull (2003) propuso el término de la Supercultura en un correlato a lo que otros autores...

Para continuar leyendo

REGÍSTRATE GRATIS

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR