La ideología del desarrollo nacional en las ciencias sociales latinoamericanas

AutorRicardo A. Yocelevzky R.
CargoProfesor-investigador del Departamento de Política y Cultura, UAM Xochimilco
Páginas319-334

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EL término "desarrollo" es un componente normal de varios vocabularios, lo cual quiere decir que se lo usa con sentidos distintos, que tienen más o menos precisión, dependiendo del come parte. Sin embargo, esta situación no es en absoluto "natural". Es, por el contrario, el producto de un proceso histórico cuya comprensión puede ser de algún valor para los investigadores en ciencias sociales que se ocupan de los problemas de América Latina.

Por una parte, el desarrollo, como concepto, se constituyó en el núcleo de un complejo teórico-metodológico que, con todas las reservas del caso, denominaremosPage 320 "paradigma",1 alrededor del cual surgieron las ciencias sociales latinoamericanas como práctica institucionalizada y profesionalizada en los términos en que se han desenvuelto hasta hoy. Por otra, el destino del término estuvo marcado por el impacto que los aportes de las ciencias sociales tuvieron en la ideología de los distintos países de la región. Esto define dos ámbitos en los cuales examinar esta historia social de un término, los cuales, siendo claramente distintos, no son independientes entre sí. La complejidad que esto produce es grande, porque en las relaciones entre ellos surge buena parte de la variedad de significados que constituye, al mismo tiempo, la razón del éxito del término y la dificultad de su uso.

La incorporación del desarrollo como centro de la preocupación teórica de los científicos sociales latinoamericanos data de fines de la década de los cuarenta del presente siglo. Antes de eso, la noción de desarrollo tenía una connotación más restringida, en un uso, y más difusa en otro, pero en ningún caso ocupaba un papel central en alguna expresión relevante del pensamiento político, social o económico.

El uso más restrictivo del término en cuestión estaba asociado a las teorías organicistas de la sociedad, las cuales incorporaban la noción de desarrollo como una alusión metafórica al carácter biologista de su visión de la sociedad. Una versión particular de esto era la incorporación de la nación como unidad de análisis del pensamiento geopolítico, para el cual estas naciones tenían también un "ciclo vital" en el que cabía la noción de desarrollo en sentido metafórico. Sin embargo, siendo más o menos atractiva para el sentido común, esta metáfora vio restringida su difusión por la asociación del pensamiento geopolítico con la ideología fascista, especialmente en su versión alemana.2

En el sentido más difuso, la noción de desarrollo se identificaba principalmente con la idea de progreso, definido como el sentido más general de la evolución del ciclo vital de las naciones que constituían el modelo a seguir para los países latinoamericanos, estoPage 321 es, Europa y los Estados Unidos de Norteamérica. Sin embargo, en este último sentido, la discusión latinoamericana se centraba en la visión comparativa de "adelanto" o "atraso" relativos, como calificativos de la situación o, incluso, en términos como "inferioridad"3 En cuanto al campo sustantivo en que se ubicaban estas preocupaciones, ellas eran claramente económicas. Los elementos "sociales" que se incorporaban a la consideración de los problemas del atraso económico relativo tendían a contener, más o menos explícitamente, argumentos de tipo racista.

La incorporación de la noción de desarrollo, ocupando un lugar central y con un conjunto de nuevas connotaciones en el pensamiento latinoamericano, está asociada con la formulación de las propuestas teóricas de Raúl Prebisch y la constitución de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas, como encarnación institucional de ese pensamiento. Éste es un conjunto de hechos suficientemente amplio como para requerir de una exposición ordenada que destaque algunos puntos centrales. Entre éstos, es necesario decir algo sobre el contenido de las ideas que conformaban esta teoría, su significación en el campo de las ciencias sociales, su importancia política y sus repercusiones ideológicas.

Desde el punto de vista del contenido específicamente económico, la teoría desarrollista, como vino a ser conocida posteriormente, tiene como núcleo una crítica a la teoría convencional del comercio internacional. En particular, su propósito es mostrar que, empíricamente, es falso que el comercio internacional sea un mecanismo que distribuye las ventajas del progreso técnico a través del intercambio basado en ventajas comparativas. En el plano teórico se afirma la existencia de mecanismos que, por el contrario, a través del comercio internacional concentran esas ventajas en ciertos países, a los que esta teoría denomina centrales. Esos mecanismos operantes en el comercio internacional se expresan en la evolución de los precios de los tipos de productos intercambiados, los que por su distribución geográfica constituyen las bases de una división internacional del trabajo y de una estratificación de los países según grados de desarrollo. Los tipos de productos intercambiados expresan el grado de industrialización de los países, de tal modo que la exportación de productos industriales caracteriza a los países centrales, desarrollados, en tanto la exportación de productos primarios es la forma fundamental de incorporación al comercio internacional de las economías periféricas, subdesarrolladas. El mecanismo que produce la concentración de las ventajas del progreso técnico en los países centrales se puede ver comparando la evolución de los precios de ambos tipos de producto: una dePage 322 las tesis centrales de este planteamiento es que los precios de los productos industrializados, exportados por los países centrales, tienden a subir más rápido que los de los productos primarios, exportados por los países periféricos. Para la crítica neoliberal, éste es "uno de los mitos más resistentes del tercermundismo".4

Sin considerar el resto de la teoría, reduciéndola sólo a este núcleo, las consecuencias de su planteamiento se extienden a campos tan variados como el de la lógica de nuestra visión histórica, el de la teoría de las distintas disciplinas que se cuentan en las ciencias sociales, el de los estudios empíricos, la política y la ideología.

Para las visiones predominantes hasta entonces de los problemas de los países latinoamericanos en términos de "atraso", con fundamentaciones culturales o más directamente racistas, aparece una explicación alternativa, en la cual lo que opera son mecanismos económicos que, si no eliminan otros factores, al menos los reducen a una condición subordinada en la explicación del funcionamiento del sistema económico internacional. Esta visión abre posibilidades distintas para la consideración más general del sentido de las historias nacionales latinoamericanas. Por una parte, si se quiere seguir pensando que la historia mundial tiene una dirección ya determinada para todos los países, en que los hoy desarrollados representan el futuro de los que van más atrás, el problema que aparece es que entre los dos tipos de países hay una brecha que, lejos de ser llenada por la participación de los "atrasados" en el comercio internacional, tiende a ampliarse como producto de esa misma participación. Por otra parte, una posibilidad lógica que aparece es no considerar más a la historia como unidireccional, con o sin brecha entre los dos tipos de países, sino como dos historias distintas, la del desarrollo por una lado y la del subdesarrollo por otro. Esta última visión se difundió más tarde y como crítica a los planteamientos cepalinos. Sin embargo, es importante señalar el origen de la posibilidad de este planteamiento.

En el terreno de la economía, este planteamiento implicaba un campo de problemas cuya exploración requería no sólo la elaboración de herramientas conceptuales, sino también la construcción de instrumentos de medición (por ejemplo, el índice de deterioro de la relación de precios del intercambio). Para algunos economistas es tema de discusión la originalidad de la aportación de Prebisch y la CEPAL, tanto desde el punto de vista teórico como desde el de la significación empírica de su contribución.5 Sin embargo, hayPage 323 elementos para afirmar que, al menos formalmente, las ciencias sociales en general reconocen esta teoría como un aporte original, para algunos el único, hecho por un latinoamericano.6

Donde no hay duda de la importancia de estas ideas es en el proceso de implantación, profesionalización e institucionalización de otras ciencias sociales en América Latina. Especialmente la sociología, que llegó a ser casi el prototipo de las "profesiones nuevas" de los años sesenta, tiene su historia marcada por la influencia del desarrollismo. Examinar esta parte del proceso requiere incorporar los aspectos políticos e ideológicos del pensamiento desarrollista.

Una consecuencia central del análisis de Prebisch era la importancia del proceso de industrialización de la periferia como forma de superar el subdesarrollo. Los países más grandes de América Latina habían emprendido el camino de la industrialización por una vía original, producto de la coyuntura histórica creada por la crisis de 1929 y la consecuente caída del comercio mundial, que se prolongó hasta fines de la Segunda Guerra Mundial: la llamada industrialización sustitutiva, es decir, el reemplazo por producción nacional de algunos productos manufacturados que los países centrales dejaron de exportar. La propuesta práctica de la CEPAL era hacer de la política de industrialización el eje de una política global de desarrollo. La clave sería la prolongación y profundización de las condiciones favorables a la industrialización de al menos parte de la periferia que había creado la coyuntura histórica referida, una vez desaparecida esta última.

La aplicación de este programa ponía tareas técnicas pero también políticas. Limitándose explícitamente a las primeras, de hecho, la CEPAL contribuyó a crear las condiciones ideológicas que hicieron posible, en el plano político, los intentos...

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