1828-2006 ¿La historia se repite?

AutorJosé Manuel Villalpando
Páginas46-51

Page 47

Es muy común que los historiadores aclaren a diestra y siniestra que la historia no se repite. Sin embargo, no todos los intelectuales han pensado así. Hegel afirmaba que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos veces y Marx, quien compartía esta afirmación, sostenía a su vez que cuando la historia se repite, la primera vez es una tragedia, y la segunda, una farsa. Por esta razón, utilizando el método de las analogías, es posible presentar de manera esquemática las semejanzas existentes entre la elección presidencial del año de 1828 y la elección presidencial que tuvimos en este año de 2006.

La historia tampoco es profecía, aunque Heine, otro pensador también alemán, decía que el historiador es un profeta que mira hacia atrás. Lo cierto es que la historia es muy útil para no repetir los errores del pasado, por lo que es obligatorio aprender de ella sus severas lecciones; de aquí su importancia, no como materia escolar, sino como forma cotidiana y vital del pensamiento que debe regir la mente del político y del gobernante.

Si a la historia no se le da un sentido de contemporaneidad, no serviría más que para la rememoración del pasado, a veces de manera inútil —fechas y más fechas—, a veces por erudición presuntuosa. La historia debe ser una herramienta más en los ejercicios de análisis en toda actividad humana. Como cualquiera de las otras ciencias sociales, por ejemplo la economía o la sociología, la historia tiene algo que aportar en la resolución de los problemas del presente. No basta con que se le llame "la maestra de la vida" aunque no se le haga caso, ni tampoco su fin puede ser únicamente fortalecer "la identidad nacional", porque ya vimos como se las gastó la "historia oficial". No, la historia tiene una utilidad eminentemente práctica para comprender el presente y enfrentar con éxito el futuro. Esta idea proviene de Tucídides, quien sostenía que su historia de las guerras del Peloponeso podría servir cuando se presentaran situaciones que "de maneras muy similares, se repetirán en el futuro".

Donde más utilidad pudiera tener el uso de la historia es precisamente en la política y en el gobierno de un país. Cada problema, cada dificultad, cada trastorno social, cada evento trascendente debería contar en su diagnóstico, análisis y solución, con historiadores que aportaran un punto de vista adicional a las diversas propuestas, que normalmente se constriñen a examinar los efectos económicos y políticos del caso en cuestión. La historia es experiencia acumulada pero muchas veces también, es posible descubrir en ella patrones circulares del comportamiento humano que se repiten a lo largo de los siglos, sin que importe cuántas veces suceda y cuánta experiencia se adquiera. Un ejemplo simple: el primer gobernante que quiso remover a los vendedores ambulantes de la plaza mayor de México fue Hernán Cortés.

De lo anterior se desprende que, muchas veces, situaciones determinadas del pasado son similares a las del presente. No quiere decir iguales, por supuesto, porque hay naturalmente diferencias; en embargo, éstas importan poco cuando de lo que se trata es de prevenir, de advertir, de prever. El método de las analogías es el más efectivo cuando la historia se convierte en una herramienta para la toma de decisiones políticas y gubernamentales. Y dándole este uso específico a la historia, lo que interesa son las similitudes y no las diferencias, porque se trata de evitar que se cometa el mismo error o bien salir airosos en circunstancias donde en el pasado se fracasó. Este método de usar la historia en las decisiones políticas y gubernamentales, por cierto, lo desarrollaron con éxito dos historiadores norteamericanos en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, Richard E. Neustadt y Ernest R. May, cuyos trabajos son sumamente recomendables y cuyo modelo utilizo para comparar las elecciones presidenciales de 1828 y de 2006. En este modelo, lo importante es considerar los elementos que intervienen en el suceso: naturalmente son diferentes porque diferente es su contexto y sin embargo son similares, porque similares pueden ser sus efectos.

Hagamos entonces el siguiente ejercicio de analogía histórica, con una última aclaración pertinente: he considerado los hechos históricos y objetivos de la elección y del proceso post electoral de 1828, para contrastarlos con los eventos contemporáneos, los de nuestros días, los que todos sabemos y que son públicos y notorios. He dejado aparte lo sucesos previos a la elección, mismos que he examinado ya en otra parte, para concentrar la atención en lo que nos importa ante la decisión delPage 48 Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, no sin advertir que esas circunstancias —las de los días anteriores a la elección— también suponen sorpresivas y convincentes similitudes.

  1. En el año de 1828, compitieron para la presidencia de la República dos candidatos: Manuel Gómez Pedraza, ministro en el gobierno del presidente Guadalupe Victoria y candidato del "partido escocés" y de los antiguos iturbidistas, y Vicente Guerrero, candidato "del pueblo", auspiciado por el "partido yorkino". La campaña electoral, sumamente debatida y controvertida, se desarrolló entre invectivas, insultos y descalificaciones. Al final, según la Constitución de 1824, que preveía el sistema indirecto de elección presidencial, las legislaturas de los Estados -recién electas por el pueblo con el fin de que a su vez votaran por el presidente de la República-, lo elegirían mediante el método de un voto por cada Estado, obtenido éste por mayoría simple entre los diputados de cada legislatura estatal.

  2. El resultado de las elecciones presidenciales de 1828 fue el siguiente: El candidato apoyado por el gobierno obtuvo 11 votos electorales; el candidato "popular", sólo recibió 9. En términos porcentuales, Manuel Gómez Pedraza triunfó con el 61%, sobre el 39% de Vicente Guerrero. El historiador Michael P. Costeloe profundizó en el resultado de estas cifras y halló que por Gómez Pedraza, según el tipo de elección indirecta de la época, votaron 137 diputados y por Guerrero 123, es decir, el 52% y el 48% respectivamente. Los diputados que votaron por Gómez Pedraza representaban a 3'595,335 habitantes; los que lo hicieron por Guerrero...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR