El archivo gregorio y marta selser una invitación a investigar la historia de américa latina del siglo XX

AutorAna Laura Ramos Saslavsky
CargoLicenciada en historia. Actualmente es Coordinadora Académica del Archivo Gregorio Selser del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales, UACM
Páginas283-303

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"¿Y ahora qué?, bueno, ni modo, armo un incendio, puede haber un incendio acá y ya se acabó, empezamos año nuevo vida nueva",1 decía Marta Ventura cuando le llegaron a su departamento de México las cajas provenientes de Argentina con todos los documentos que su esposo, Gregorio Selser, había ido acumulando a partir de 1950 hasta el día que había tenido que salir exiliado de su país en 1976. "Era material muy importante, pero también yo me encontré con cajas y cajas y cajas y cajas" (Ramos Saslavsky, 2005). Page 284

Gregorio Selser (1922-1991) es una figura central en la reconstrucción y el estudio de la historia de América Latina de la segunda mitad del siglo XX. Este periodista, cuya obra expresa su deseo y necesidad de que otros seres humanos sientan la misma indignación que él frente a la injusticia, mantuvo una denuncia constante y consecuente de las políticas intervensionistas de las potencias mundiales, principalmente las de Estados Unidos. Su obra estuvo siempre sustentada en una reconstrucción histórica minuciosa y precisa, rigurosamente documentada, que por su propio peso se tornó en un testimonio fulminante contra la mentira y abuso del poder. Vinculó los acontecimientos de actualidad periodística con sus antecedentes históricos. De esta manera, en su trabajo la historia aparece como un instrumento para la comprensión del presente. Sus artículos periodísticos y en general su obra deben ser difundidos si se pretende tener una visión más clara de la historia latinoamericana contemporánea.

Gregorio Selser fue un periodista formado en Argentina dentro de la corriente de pensamiento latinoamericano, antiimperialista y socialista. Exiliado en México, donde escribió la mayor parte de su obra, se destacó por la capacidad de manejo de grandes cantidades de información, de análisis rigurosos y agudos, acompañados de una notable memoria. La educación política de Selser fue de inclinación socialista-pacifista. Formado en la lectura de la novelística europea clásica, lector también de poesía, biografía e historia. Fue autodidacta, ya que no cursó estudios universitarios, sin embargo se formó dentro de la temática latinoamericana bajo la tutela de Alfredo Palacios, personaje clave dentro de la consolidación del pensamiento latinoamericanista argentino, quien fue el primer diputado socialista de América Latina. Durante los años que Selser trabajó como secretario particular de Palacios (1946-1951), reclasificó su biblioteca, una de las más completas en esa época sobre Latinoamérica, y estuvo inmerso en uno de los núcleos de pensamiento latinoamericano más importantes de la época en Argentina y el Cono Sur. Tanto en lo personal como en el ejercicio del periodismo, Palacios fue la personalidad que más influyó en Selser, sobre todo en la inclinación al conocimiento de la temática latinoamericana.

En relación al intervensionismo en América Latina, expuso sus rasgos principales, así como sus consecuencias. Documentó el papel que en él Page 285 desempeñaron los Servicios de Inteligencia. Rastreó desde muy temprano las primeras pistas de la nueva policía secreta imperial: la Central Intelligence Agency (CIA), hasta entonces prácticamente desconocida. En Irán, Estados Unidos buscaba revertir la nacionalización petrolera de Mohammed Mossadegh y en Guatemala hacer abortar el gobierno constitucional de Jacobo Arbenz, ya que sus reformas habían coartado el poder y afectado el saqueo de años realizado por la United Fruit Company. Ambas operaciones fueron rotundos éxitos de la CIA: Mossadegh y Arbenz fueron depuestos y remplazados respectivamente por Mohammed Reza Pahlevi (1953) y Carlos Castillo Armas (1954). Con esos dos golpes, la CIA adquirió notoriedad mundial.

Selser reivindicó figuras que intentaron, o lograron, resistir las intervenciones imperialistas, como el caso de Augusto C. Sandino y de Benjamín Zeledón. Haber dado a conocer la figura de Sandino le otorgó relevancia en el contexto de la revolución sandinista de 1979, ya que en 1983 fue condecorado por el gobierno sandinista con la Orden de la Independencia Cultural "Rubén Darío".

En cuanto a su metodología, se distinguió por una gran rigurosidad en el tratamiento de la información y de las fuentes documentales. Esto le permitió fundamentar sus denuncias e investigaciones. Su trabajo fue el de un periodista de investigación: consulta de archivos, fuentes principalmente hemerográficas, y búsqueda de referencias históricas. Así, de su trabajo emerge una propuesta en la cual la historia aparece como un instrumento de gran riqueza para la comprensión del presente. Este enfoque plantea la necesidad de superar los límites disciplinarios que han tendido a restringir los estudios históricos a un pasado desvinculado de los hechos del presente, que son concebidos como objeto de estudio de otras disciplinas de las ciencias sociales. El énfasis en la necesidad del estudio y el conocimiento de la historia latinoamericana fue su guía, no sólo en sus escritos, sino también en su desempeño como profesor universitario. Selser divulgó los datos que habían sido soslayados por la historia oficial. Con su obra, una generación aprendió a conocer a la América Latina irredenta, la que no figura en los textos escolares ni en los discursos oficiales pero que sabe de luchas.

En sus trabajos se encuentra una preocupación permanente por ubicar el fenómeno analizado dentro de un contexto histórico. Enfatizaba cómo Page 286 lo que estaba ocurriendo en el momento era parte de una trama con memoria e historia, donde los personajes tenían trayectoria. "A mi juicio, [él] veía lo que acontecía en el momento como la historia del futuro, lo que va a ser historia",2 tenía una propensión a tratar de ver, desde los ojos de un historiador, lo que estaba ocurriendo. Influido por las corrientes históricas de los años treinta, cuarenta y cincuenta, era historia enfocada principalmente en la escuela positivista, con tendencia a la reconstrucción minuciosa de los hechos pasados.

En Argentina colaboró con las agencias de noticias Inter Press Service (IPS), y Prensa Latina (PL), esta actividad la continuó en su exilio. Fundó las editoriales Triángulo y Palestra, en está última fue director de las colecciones "Historia viva" (1958-1966) y "Vertientes de la libertad", donde editó el libro Nuestra América y el imperialismo (1961) de Alfredo Palacios. Además, en la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) dirigió las colecciones "Biblioteca de América" y "Libros del tiempo nuevo" (1962-1966). También se desempeñó como profesor interino de periodismo en la Universidad Nacional de La Plata (1971-1974), a pesar de no tener título universitario. Paralelamente a estas actividades, desde 1956, tuvo trabajo fijo de tiempo completo en el periódico La Prensa, en la apolítica sección de "comunicaciones y transportes", donde trabajó durante 19 años. En Argentina publicó aproximadamente 1 400 artículos y 24 libros. Durante los 15 años que vivió en México trabajó como investigador en el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales (ILET), colaboró en los periódicos El Día, La Jornada y El Financiero, entre otros, y en la revista Proceso. Fue profesor invitado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) durante nueve años. Escribió más de 3 300 artículos y 23 libros, cinco de ellos fueron publicaciones póstumas.

Selser recibió la influencia de diversas ideas y de personas que fueron significativas. Nos referimos anteriormente a Alfredo Palacios, quien tuvo una importancia decisiva en su formación, además el pensador uruguayo Carlos Quijano, fundador y director del semanario Marcha de Montevideo, y también Vicente Sáenz, escritor costarricense de principios de Page 287 siglo, que fue uno de los pioneros de la lucha antiimperialista. Leía a Jesús Silva Herzog en Cuadernos Americanos, asimismo a Manuel Ugarte, José Ingenieros, José Carlos Mariátegui y José Martí. Además recibió el influjo de la ideología y la actuación de hombres como Lázaro Cárdenas y los hermanos Flores Magón y uno de sus libros predilectos era Estados Unidos contra la libertad de Isidro Fabela, quien fue Secretario de Relaciones Exteriores de México en 1913: "Es un libro clásico entre los clásicos del antiimperialismo, y también figura entre mis lecturas de obligada y permanente consulta, así como uno de los libros predilectos en cuanto a mi militancia" (Selser, 1988: 129). Entre las figuras literarias que más lo conmovieron fue Julio Cortázar. Más allá del reconocimiento de profundas divergencias políticas lo impresionó Rodolfo Walsh,3 con quien trabajó en los comienzos de Prensa Latina.

Consideraba que las acciones imperialistas de Estados Unidos no representaban al pueblo estadounidense: "Todos los pueblos, y entre ellos el estadounidense, tienen reservas morales, humanistas y sobre todo la honestidad intelectual a las que hay que apelar de continuo" (Selser, 1988: 129). Pensaba que si América Latina no era capaz de resolver su relación con Estados Unidos, en función de objetivos nacionalistas, autonomistas, de soberanía nacional y al propio tiempo de integración, si quiere llamársele así o por lo menos de unidad con otros países y pueblos latinoamericanos, resulta condenada a la dependencia, como lo está hoy respecto a los Estados Unidos. (Selser, 1988: 127)

Según Esteban Hasam (2002: 10), para Selser Latinoamérica era un subcontinente saqueado y menoscabado a través de su historia por el imperialismo, las oligarquías, los...

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