Agricultura de granos exportables en la región Noroeste de México: el caso de Sinaloa

AutorOscar Aguilar Soto
Páginas73-109

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Introducción

La agricultura de la región Noroeste de México constituye, aun con disparidades estructurales y coyunturales, un espacio empresarial vinculado al mercado internacional y, vía tlcan, al de las economías de Estados Unidos y Canadá. Desde mediados del siglo xx suma espacios tecnologizados e irrigados que, comparados con los del resto del país, son de los más productivos e integrados. De hecho, su modelo de desarrollo sustentado primero en la “revolución verde” y ahora en la ingeniería genética ha permitido rendimientos similares a los estadounidenses y superiores a la media mundial.

En la praxis, el ámbito agrícola del Noroeste –máxime el estado de Sinaloa y el de Sonora–, sobresale por su horticultura

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y también por su producción y competitividad1en el mercado local en granos (básicos y de exportación),2como son maíz, frijol, trigo y garbanzo. Estadísticas del siap/sagarpa expresan que el nivel organizativo y tecnológico de sus actores les ha ayudado a generar de 1994 a la fecha entre 25 y 32% del monto nacional de los considerados vitales para la alimentación de los diferentes estratos de la población, así como, controlar alrededor de 40% de su comercialización.

En ese orden de ideas, el presente artículo se encarga de analizar cómo la agricultura de granos en México, y en específico la del Noroeste, se han empresarializado y transnacionalizado. Son los ejemplos más palpables de este fenómeno Sinaloa y Sonora, ámbitos cuyo eje vertebral de desarrollo rural es el agro-negocio, mismos que, auspiciados por el discurso de la competitividad, los apoyos públicos y el mercado externo, se han orientado tan sólo a la obtención de la máxima ganancia. De hecho, sus altos niveles de productividad en maíz y garbanzo les han valido reconocimiento y espacios de mercado global. Sin embargo, aun cuando están colocados como los generadores

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centrales de éstos y otros cultivos como el frijol y el trigo en el país, sus niveles de competitividad respecto a sus socios comer-ciales (Estados Unidos y Canadá) del tlcan y las naciones desarrolladas de la ue o de Asia, son ínfimos.

Ámbitos internacionales de los granos

A finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo xx, emergió una nueva fase agroalimentaria en el mundo que, observado su desarrollo en el mediano y largo plazos, se caracteriza por tres procesos esenciales: la utilización de los alimentos como un mecanismo de competencia por la hegemonía económica por parte de los países desarrollados; la generación de una sobreproducción alimentaria como elemento de control de los precios internacionales; y el dominio de las empresas agroalimentarias transnacionales. Ello constituye, parafraseando a Blanca Rubio (2003), un asunto basado fundamentalmente en políticas de expansión y establecimiento directo de las reglas estadounidenses sobre los mercados del orbe.

Investigaciones del Departamento Económico Social de la fao (2005) indican que los principales países productores y comercializadores de granos, excepto del garbanzo,3son

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Estados Unidos, China, la Unión Europea y Argentina,4los cuales logran sistemáticamente 75% de los cereales del mundo. El monto promedio anual, de 2000 a 2005, se ubica en 1 910.74 millones de toneladas, y cuyos flujos comerciales controlan, entre otros corporativos: Monsanto, Cargill, Archers Daniels Midland (adm) y Continental Grain, parte de los diez más importantes del mundo.5

Estados Unidos de América. Es el máximo productor y comercializador de granos en el mundo. Sus cultivos fundamentales son: maíz, soya, trigo, sorgo, cebada, avena, algodón, y arroz (representan aproximadamente 74% de las tierras cultivadas). Por años, sus montos y rendimientos han crecido de manera sostenida debido a los adelantos científicos y tecnológicos, pero también a los subsidios y programas de crédito a la exportación que el gobierno federal otorga a rango de ley.

Información del usda muestra a sus actores sectoriales como de los más rentables del orbe. Su participación en el inventario mundial de granos es la más alta. En garbanzo es muy marginal, su consumo local se cubre con producto mexicano. De hecho, la estructura empresarial tipo farmer (controlada por corporativos gigantes de las semillas) y los

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apoyos públicos6 sobre los que fincan sus actividades, les ha permitido incrementar stocks y, vía lineamentos del fmi y el bm, controlar el comercio internacional de los mismos. Baste indicar que en 2004/2005 generaron 60% de las 2 057 millones de toneladas mundiales. Pero todavía más, a lo largo de 1990-2005, fueron responsables de 43.6% de las exportaciones de los granos forrajeros globales y, en específico, de
22.2% de trigo, 51.5% de maíz, 44.3 de soya, 14.2 de arroz, y
38.9% de algodón.

En este ámbito, el maíz amarillo es el cereal más producido. Visto en su geografía, Nebraska, Iowa e Illinois son los estados más importantes (conocidos como “el triángulo dorado”), al aportar casi dos tercios del monto nacional. Su valor específico representa más de 90% del de los granos básicos. Así, 75% del producto consumido internamente se orienta a la fabricación de alimento balanceado para animales y el resto a almidón, edulcorantes, aceite, bebidas, alcohol industrial y etanol, lo cual nos habla de una agricultura multifuncional e integrada a la industria. A ello se agrega el maíz blanco, variedad que, en los años finales del siglo xx y los transcurridos del xxi, representó 1.6% de la cosecha total del grano (234.65 millones de toneladas en promedio), mismo que, sujeto a las exportaciones de Cargill, adm y Zen Noh, se destina en 80% a los mercados latinoamericanos, específicamente mexicanos.

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Valga anexar que en este país la producción agrícola, sobremanera la de maíz, frijol y trigo, es tomada como un problema de seguridad nacional. Por tanto, la estrategia para conservar su desarrollo e imponer su hegemonía mundial se ha centrado en el otorgamiento de subsidios a sus productores con el fin de generar un excedente de exportación para deprimir los precios y presionar a los países para abrir sus fronteras a la importación de sus cereales.7República Popular de China. El sector agrícola –concretamente el productor y comercializador de granos–, de sostener un modelo de control férreo sobre la oferta, ha virado a uno de mercado, enfocándose en satisfacer las dinámicas de una economía más abierta. A partir de sus cambios estructurales, por el nivel de sus montos y productividad cerealera, constituye el segundo más importante del mundo, sin embargo, al igual que los países mencionados con anterioridad, en obtención de garbanzo son muy marginales. De hecho, su consumo y uso diverso obedece sólo a aspectos ornamentales.

No cabe duda de que las reformas económicas iniciadas en los años setenta y profundizadas a partir de los últimos diez años del siglo xx8 rompieron paradigmas de colectividad socialista e hicieron avanzar la privatización, fincando

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su ajuste estructural y desarrollo granero en la calidad y el valor agregado. Basados fundamentalmente en los esquemas de renta, los actores adoptan iniciativas de mercado, de tal suerte que, con la reducción de la participación del Estado en la economía a través de la transferencia de responsabilidades gerenciales hacia niveles técnicos con el objetivo de tornar rentable el conjunto de las tareas, tienden a buscar economías de escala, integrar individualidades en cadenas de valor, innovar tecnologías e incrementar la productividad.

Por décadas, el propósito de su política fue cubrir la demanda de cereales de sus consumidores. Sin embargo, los cambios estructurales –derivados de las exigencias del fmi por la desregulación y apertura, así como de los acuerdos contraídos en la omc– hacen que la agricultura se oriente a concretar lo que es negocio, tienda a eslabonarse con otros sectores, y a vincularse fuerte con la inversión privada y empresas transnacionales, como Monsanto. Sin duda está experimentando una reconversión hacia alimentos procesados de atracción externa, pero debido a las normas comerciales internacionales que permiten a países como Estados Unidos, Canadá y los de la Unión Europea (ue), subvencionar sus sectores agrícolas, está teniendo problemas de oferta y competitividad.

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La secuencia de los informes mensuales del año 2005 del usda, muestra un panorama agrícola debilitado para China. Desde mediados de los años noventa del siglo xx, su obtención de granos ha perdido dinamismo y, a partir de su integración a la omc, está sujeta a decisiones ajenas (Sagarpa/Aserca, 2002: 3-4). En esencia, perturbaciones internas y el funcionamiento del mercado ocasionaron que sus montos se volvieran insuficientes para cubrir el ascenso de su demanda nacional. Sobre ello baste observar sólo algunos años de su comportamiento productivo. En 1995 alcanzaron 358.3 millones de toneladas; 347.5 en 2000; aumentaron a 457.1 en 2002; y en 2005 cayeron a 452.2 millones de toneladas (equivalentes a 23% de lo obtenido en el orbe). Destacan en esta última cifra, el arroz, con 27.1%; el maíz, con 23.7; el trigo, con 23 y el frijol, con
8.4 por ciento.

Aun con ello, a nivel mundial China ocupa el primer lugar en producción de arroz y trigo, así como el segundo en maíz. De 1984 a 2005, el acopio del rey de los cereales se estimó en 134.5 millones de toneladas, lo cual, visto de manera simple, les ha permitido cubrir parte de la demanda asiática ganándole mercado a los estadounidenses. De acuerdo con la Cooperación Nacional China para la Importación y Exportación de Alimentos, Aceite y Cereales (cofco)*, su obtención alcanzó 9 millones de toneladas en 2007. Supone...

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