Sinaloa y el Tercer Régimen Alimentario: lecciones y desafíos de la apertura comercial

AutorCarlos Javier Maya Ambía
Páginas111-131

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Introducción

Según la Teoría de los Regímenes Alimentarios, el Tercer Régimen Alimentario se caracteriza por los flujos de exportaciones de frutas y verduras frescas del Sur al

Norte (Takayanagi, 2006). De acuerdo con esta idea, era de esperarse que con el tlcan se intensificaran las exportaciones hortícolas de México hacia Estados Unidos. Siendo Sinaloa la más importante región exportadora de estos productos hacia dicho país, resulta de interés analizar lo ocurrido con relación al mencionado acuerdo comercial.

Una vez llegado el tlcan a su fase de completa apertura, se pueden constatar tres fenómenos de particular relevancia.

Primero, no ha habido un cambio estructural atribuible al tlcan en el comportamiento de las exportaciones de verduras frescas de México a Estados Unidos.

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Segundo, las exportaciones hortícolas de México, y en particular de Sinaloa, han perdido competitividad en aquel país, mientras que otros la han ganado,1lo cual apunta hacia una creciente importancia de los flujos comerciales Norte-Norte.2Tercero, aunque las exportaciones hortícolas de México han crecido en lo que corresponde a verduras frescas, también se han elevado las exportaciones de frutas de Estados Unidos a México, lo cual muestra un notorio flujo comercial Norte-Sur.

De acuerdo con ello, es posible anotar dos modificaciones sufridas por el Tercer Régimen Alimentario. La primera es un fenómeno de multipolarización, y la segunda, que complementa a la anterior, es un fenómeno de diversificación. Multipolarización significa que distintos países o grupos de países se están convirtiendo en centros de atracción de los flujos comerciales. Diversificación quiere decir que, además de los flujos principales entre países cercanos geográficamente, se dan flujos secundarios entre países distantes.

Si lo apuntado anteriormente es correcto, esto resulta de crucial relevancia para Sinaloa, pues quiere decir que se abre la posibilidad de diversificar sus exportaciones y atenuar su fuerte dependencia con respecto a la demanda estadounidense. En este contexto puede ser de interés para los exportadores sinaloenses tomar en cuenta al mercado hortícola japonés.

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El Tercer Régimen Alimentario y el comercio hortícola mundial

La Teoría de los Regímenes Alimentarios propuesta por Friedmann y McMichael (1989) habla de un Primer Régimen, de 1870 hasta la Primera Guerra Mundial, en el cual trigo y carne congelada se exportaban de America del Sur y Australia hacia las áreas urbanas de Europa, bajo la hegemonía británica. Después de la Segunda Guerra Mundial, la agricultura industrializada de Estados Unidos tomó la vanguardia impulsando los sistemas agroalimentarios basados en el productivismo. Este Segundo Régimen Alimentario estuvo liderado por las empresas transnacionales. En la década de 1980 se inicia el Tercer Régimen Alimentario, cuando Europa se convierte en un contrapeso importante de Estados Unidos en el mercado mundial de alimentos. Pero cuando Japón gana fuerza en el comercio agrícola mundial como comprador, entonces ya es claro que el Tercer Régimen Alimentario se basa en una multi-polaridad de poderes.

Partiendo de la teoría antes expuesta, Takayanagi (2006) estudia los flujos espaciales del comercio hortícola internacional y su análisis corrobora las características del Tercer Régimen Alimentario, en el cual las frutas y verduras son el sector más grande del comercio agrícola y son exportadas de los países en desarrollo a los desarrollados. Sin embargo, el estudio muestra que los principales flujos comerciales se dan entre países desarrollados, pero que también hay un comercio importante entre naciones en desarrollo, especial-mente en el sudeste asiático e India. Es decir, el comercio global de frutas y verduras sigue diversos patrones y, aunque es cierto que el Tercer Régimen Alimentario impulsa

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más los flujos comerciales de frutas y verduras de los países en desarrollo hacia los desarrollados, en particular de Amé-rica Latina hacia Estados Unidos, y de África hacia Europa, hay otros patrones que no deben ser soslayados. Existen flujos comerciales entre los países desarrollados, y los flujos de los países en desarrollo a los desarrollados sólo constituyen una parte del comercio global. Asimismo, muchos países africanos, asiáticos o latinoamericanos importan tantas frutas y verduras como las exportan. Además, debido a su crecimiento, algunos países en desarrollo se han convertido en importantes compradores mundiales. En consecuencia, el comercio global de frutas y verduras se encuentra en un proceso de multipolarización.

Cabe agregar que los principales productos comercializados desde 1960 han sido papas, tomates y cebollas, y esto no ha cambiado en el sector de frutas y verduras, pero se han incorporado muchos nuevos, como sandías, melones, pepinos y pimientos, en el caso de las verduras. En lo que respecta a las frutas ha ocurrido algo similar, siendo plátanos, manzanas y naranjas los líderes, pero lo nuevo ha sido las exportaciones de jugos de frutas, así como de frutas consideradas exóticas, como papayas y mangos.

De acuerdo con los flujos comerciales, el autor clasifica las verduras en cinco categorías:
1. Flujos entre países desarrollados (tomates pelados, papas congeladas, lechuga, papas, coliflor, zanahorias).
2. Flujos entre países en desarrollo (ajos, chícharos, frijoles).
3. Flujos desde países desarrollados a países en desarrollo (lentejas).

  1. Flujos de países tanto en desarrollo como desarrollados, hacia países desarrollados (melones, verduras congeladas, pimientos, pepinos).

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  2. Flujos entre países tanto en desarrollo como desarrollados.3En este contexto, debemos ubicar al comercio hortícola de México, su trayectoria histórica, su situación actual y sus perspectivas.

El comercio hortícola de México y el TLCAN: ausencia de cambio estructural

Con la firma del tlcan entre Estados Unidos, Canadá y México, era de esperarse que las exportaciones hortícolas de México se incrementaran de manera importante, puesto que para nuestro país, dichos productos eran los más competitivos en el escenario agrícola de los tres estados firmantes. En términos estadísticos, era de suponerse un cambio estructural en las tendencias de dichas exportaciones. Sin embargo, ocurrió que, de representar en 1993 las hortofrutícolas 2.8% de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, en el año 2003 la cifra descendió a 1.7%, a pesar del incremento en términos absolutos. Esto indica que han sido otras ramas las más beneficiadas con el tlcan, sobre todo ramas industriales dominadas por capital extranjero y que realizan un intenso comercio intrafirma a nivel mundial (véase cuadro 3 en Borbón 2007, 49).

En este contexto, ha sido preocupación de los estudiosos someter a prueba la hipótesis del cambio estructural en el comportamiento de las exportaciones hortícolas de México.

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En diversos trabajos, Yúnez-Naude y Barceinas (2003, 2004) analizan la hipótesis del cambio estructural derivado del tlcan y encuentran que, si bien es cierto que las exportaciones de verduras frescas de México hacia Estados Unidos se han incrementado desde la puesta en marcha del acuerdo comercial antes mencionado, es difícil atribuir estos aumentos únicamente a dicho factor. Más bien, a juicio de los autores, hay dos elementos de mayor peso, que son la devaluación del peso frente al dólar y la tendencia histórica de las exportaciones mexicanas. Por otra parte, aunque por el lado de las importaciones agrícolas de México sí puede constatarse un cambio estructural atribuible al tlcan, no puede decirse lo mismo de las exportaciones hortícolas.

Aplicando la misma...

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