José Francisco Olvera: El andamiaje de las instituciones es el Derecho

AutorÁngel M. Junquera
Páginas14-19

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La falta de una política clara en materia de ordenamiento territorial y poblacional ha propiciado la proliferación de asentamientos irregulares, desabasto de servicios, creación de cinturones de miseria y zonas de alta delictividad, entre otros problemas. José Francisco Olvera Ruiz, gobernador de Hidalgo, nos habla de los aspectos que se deben tomar en cuenta para convertir a la tierra en una fuente de riqueza y catapulta del desarrollo social.

Hidalgo es un estado al que le tengo mucho cariño; además, admiro y reconozco el trabajo que has realizado a lo largo de tu vida desde diversas trincheras. Pero antes de hablar de ese trabajo, platícanos quién es el gobernador de Hidalgo.

Antes que nada, agradezco la distinción de estar en las páginas de El Mundo del Abogado, una revista obligada si uno quiere estar actualizado acerca de lo que opinan los grandes abogados de este país.

Sobre mí, te puedo decir que soy una persona común y corriente. Soy hijo de madre soltera y crecí en un lugar muy humilde. Mi madre atendía huéspedes en su casa para sufragar los gastos de nuestra manutención. Ahora ella tiene 90 años y afortunadamente conserva cierto grado de salud. Su familia es de un municipio llamado Zempoala, una comunidad rural cercana a Pachuca, que en la época en que yo era niño, a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, se dedicaba a la producción de cebada, maíz y pulque. Este último fue una industria que dio sustento a mucha gente en el Altiplano mexicano y mi familia viene de esa cultura, de ese tipo de personas muy apegadas al campo.

Fui a la escuela pública, en la primaria y la secundaria. A la preparatoria, por necesidad, tuve que ir a una escuela particular, becado con media colegiatura. Finalmente, estudié en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde pude obtener el título de abogado y logré titularme por promedio, por haber obtenido una calificación superior a nueve durante toda la carrera. Así me convertí en profesionista egresado también de una escuela pública.

¿Por qué decidiste ser abogado?

Tengo que confesar que al principio no sabía que quería ser abogado. Siempre entendí que mi orientación era a las ciencias sociales, que es lo que me llamaba la atención. Me fui un año a la UNAM, donde entré a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, hacia 1974, más o menos; pero para un joven solo, con necesidad de trabajar, moverse en la Ciudad de México no es fácil. Las cosas no fueron sencillas para mí, porque estaba totalmente solo, con algunos amigos, pero en términos generales estaba solo, así que me regresé a Pachuca. Y cuando pretendí entrar a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, unos amigos me dijeron que lo más fácil para ingresar, de acuerdo con el bachillerato que tenía, era optar por la carrera de Derecho.

Al principio dudé un poco, pero para mí lo importante era no perder otro año, pues ya había empleado un año al estar en México y no quería desfasarme otro más. Entonces, de manera un poco circunstancial, ingresé a la carrera de abogado.

Sin embargo, para el segundo o el tercer semestre ya estaba convencido de que esa era mi vocación. Al estar en contacto con las materias en específico, con los maestros, con amigos que estaban en la carrera, se va despertando la inquietud, la vocación. Hasta el día de hoy estoy convencido, personal y moralmente, de haber estudiado esta carrera.

Tengo el privilegio de conocer tu desarrollo profesional, pero creo que es importante que nuestros lectores sepan cómo has combinado la vida pública y la vida privada, así como el momento en que iniciaste tu carrera en el sector público.

Siempre sentí la inquietud por el área social; por una razón: desde que estaba en la secundaria con frecuencia participé en

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las planillas para elegir a las mesas directivas de la escuela; pasó en la secundaria, pasó en la preparatoria, pasó en la carrera y también pasó en una organización que existe en Hidalgo, que antes se llamaba Federación de Estudiantes Universitarios, de la que llegué a ser presidente.

Esta inquietud fue la que me convenció de estudiar ciencias sociales, pues la política siempre me gustó. Después de ser dirigente en la universidad, cuando salí, me invitaron a trabajar al gobierno del estado. Aquí hay un contrasentido en mi vida, porque siendo abogado, pretendiendo ser...

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