La Fiscalía General de la República

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Con entusiasmo y esperanza se recibió en el foro el envío al Congreso de la Unión de la iniciativa de ley de la Fiscalía General de la República (fgr), que substituirá a la PGR y que contiene la nueva estructura y funciones de la Fiscalía así como los cambios que sufrirá el Ministerio Público Federal (mp) en sus facultades y obligaciones, para ajustarse al texto y al espíritu de los recién reformados artículos 21 y 102 de la Ley Suprema.

Sin duda que la parte más importante de esta transformación será adaptar la fgr a los paradigmas y objetivos que implica el nuevo sistema de justicia penal acusatorio y oral, que transfiere al mp la obligación de ser, como órgano acusador, quien deba probar y acreditar con pruebas sus consignaciones, apoyadas en una policía investigadora y científica. Lo que no sucede actualmente.

Es decir, que el primer gran reto de la Fiscalía será adecuarse al principio de presunción de inocencia, que obliga a investigar primero y después detener, y no como ocurre hoy, que en la práctica vivimos en la presunción de culpa-bilidad, que primero detiene y luego investiga, abusando de la prisión preventiva.

Esperemos que estas acciones no queden en un buen propósito, pues no basta el cambio de nombre o estructura de la pgr; la sociedad está esperando un mp y una policía investigadora capacitados y preparados técnicamente, con una nueva mentalidad y con vocación de servicio, que prevenga y combata la corrupción dentro y fuera de la institución. Que las oficinas del mp dejen de ser un mercado jurídico a disposición del mejor postor y se conviertan en centros de una real procuración de justicia, de conciliación y solución de problemas socialespenales y de restauración del tejido social.

Estamos pues frente a un cambio trascendente, ya que, además de que la fgr será un engranaje esencial en el nuevo sistema de justicia penal, es también la respuesta a un añejo reclamo político y social de contar con un mp autónomo, ajeno a los intereses de grupo y del partido en el poder, tanto a nivel federal, como estatal, que tradicionalmente ha pintado de colores partidistas o cargado de ideología a la procuración e impartición de justicia.

Confíamos que con este cambio se acabe, de una vez por todas, la negativa tendencia de utilizar a las procuradurías y fiscalías como un brazo armado de los Poderes Ejecutivo, como sucede en muchos Estados, en donde los gobernadores generan verdaderos estados de impunidad e injusticia, al...

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