Etica y politica internacional *.

AutorCuadra, H

La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como

la verdad lo es de los sistemas de pensamiento

John Rawls

Los límites y los fracasos que ha conocido, en el curso de las últimas décadas, la teoría de Relaciones Internacionales son la clara muestra del carácter erróneo de la oposición absoluta de origen positivista, entre el ser y el deber ser

Philippe Braillard

A las víctimas del terrorismo que desató la primera guerra del siglo XXI

Resumen

En este artículo, el autor señala que en los últimos 20 años ha surgido con gran fuerza una problemática que vincula a la Ética con el problema de la política, la política internacional y las Relaciones Internacionales, lo cual puede explicarse por los múltiples conflictos sufridos durante el siglo XX, que arrojan un saldo histórico negativo. Menciona que a pesar de las expectativas que se tenían para el siglo que recién terminó, éstas no se lograron materializar y, por el contrario, persisten problemáticas que auguran un panorama desolador, sobre todo a partir del 11 de septiembre. De tal suerte, el autor recurre a disciplinas como la Filosofía y la Política para abordar la relación existente entre Ética y Relaciones Internacionales. A través de la recuperación de diversos supuestos teóricos y su respectiva ilustración con numerosos ejemplos, manifiesta que la idea del artículo es poner de manifiesto la necesidad del referente ético en todas las acciones y discusiones a realizar, de manera que se construya una barrera frente al abuso del poder político.

Abstract

In this article, the author points out that in the last 20 years has arisen with great force a problem that links the Ethics with the politics' problem, the international politics and the International Relations, that which can be explained by the multiple suffering conflicts during the xxth century that throw a negative historical balance. He mentions that in spite of the expectations for the century that newly finished, these were not possible to materialize and, on the contrary, still persist problematic that predict a devastating panorama, mainly starting from September 11th. Of such a luck, the author appeals to disciplines like the Philosophy and the Politics to approach the existent relationship between Ethics and International Relations. Through the recovery of diverse theoretical suppositions and their respective illustration with numerous examples, he demonstrates that the idea of the article is to show the ethical referring in all the actions and discussions to carry out, so that a barrier could be built facing the abuse of the political power.

Introducción

Iniciaremos con una primera y necesaria aclaración acerca de este tema. ¿Por qué surgió con tanta fuerza e insistencia en los últimos 20 años del siglo xx hasta nuestros días la problemática de la Ética, asociada con el problema de la política, de la política internacional y de las Relaciones Internacionales? (1)

Creemos que la respuesta se debe, en buena parte, al hecho del negativo balance histórico del siglo xx, el cual se inicia de hecho con una guerra europea generalizada, sumamente mortífera; se traslapa con la Revolución Bolchevique, que anuncia el advenimiento de una nueva era; prosigue con la Guerra Mundial de 1939; continúa con el primer conflicto armado entre los dos bloques antagónicos, teniendo como escenario la Corea dividida.

Se prolonga en una etapa de tensión internacional increíble, la llamada Guerra Fría; se constituyen y fortalecen los dos bloques ideológicamente antagónicos salpicados de incidentes, a cual más de peligrosos: la Revolución Maoísta en China, el bloqueo de Berlín, la Crisis de los Misiles en Cuba, etc. Se desatan los conflictos propios de la descolonización y sus alianzas y contraalianzas; la carrera armamentista nuclear pone al mundo en una encrucijada llena de peligros cotidianos.

Empiezan los ajustes de cuenta tribales, étnicos, religiosos e ideológicos en todo el mundo; el socialismo se desmorona y con él la esperanza de una opción política alternativa para los países pobres, más de la tercera parte de la población del mundo,

Renacen también en el siglo xx los fundamentalismos religiosos, sobre todo en el Islam; el Medio Oriente pervive como permanente caldero; se agravan los genocidios étnicos en África, la limpieza étnica en los Balcanes y sus guerras y conflictos, y estalla la Guerra del Golfo Pérsico ya en la era del nuevo orden mundial no bipolar, así como la Guerra de Kosovo y la OTAN.

Prosigue en el siglo XXI el conflicto en Macedonia, el agravamiento de la situación del Oriente Medio, el drama humano de Afganistán con el régimen medieval talibán, la represión rusa en Chechenia, la violencia en el conflicto de Timor Oriental y por último el sorpresivo ataque terrorista a Estados Unidos y sus radicales represalias.

La respuesta a dicho ataque preludia más problemas y se hace patente que el fin del más abigarrado de los escenarios de conflicto posible no termina con el siglo de las utopías, sino que prosigue con el siglo de la globalización, la cual está haciendo patentes las graves contradicciones que existen entre las sociedades tradicionales y el proceso de modernización que conlleva ese proceso.

Sabemos hoy mejor que nunca, sobre todo a partir del 11 de septiembre, que semejante panorama desolador no es privativo del siglo XX, desafortunadamente. A pesar del deseado siglo de la cooperación y la paz con la Liga de las Naciones, de la justicia social internacional con la instauración del socialismo en el mundo, de la creación de un nuevo mecanismo para la paz, la seguridad y el desarrollo en el mundo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del fortalecimiento y promoción del discurso de la fraternidad con el tema de los derechos humanos, de la construcción de una sociedad internacional menos desigual social y económicamente, no fue posible realizarlo, y sigue latente para el siglo XX la semilla del conflicto internacional.

Ética y Filosofía

Uno de los temas iniciales para el tratamiento del tema de la Ética es, desde luego, el de la Filosofía, disciplina a la que pertenece. No se puede iniciar discusión alguna sobre la Ética en cualquier plan sin la ayuda del debate filosófico, pues para descifrar el sentido, el significado de los valores en juego en un juicio, en una posición, en una decisión política que implica principios, opciones e intereses en conflicto e incluso en la que hay que sopesar el costo de tal decisión en relación con el daño menor o el menor costo posible, está el discurso sobre la Ética en el pensamiento filosófico. Y todavía más específicamente, al nivel de la Filosofía política, el tema de los valores de una Ética política.

Para ese propósito, hemos de apoyamos principalmente en varios de nuestros distinguidos filósofos. En primer término, Luis Villoro, una de cuyas obras nos parece la más idónea para nuestro propósito. (2) En segundo término, Juliana González, igualmente don un trabajo imprescindible en disquisiciones sobre Ética y Filosofía y, por último, Adolfo Sánchez Vázquez, en una obra colectiva de la que ha sido editor. (3)

El gran mérito de estos autores es que nos dan las pautas necesarias, desde el punto de vista metodológico, para llegar a los fundamentos mismos de una Ética política que nos permita reflexionar en torno al tema y proyectarlo a la relación entre la Ética y la política internacional.

Su lectura y análisis son imprescindibles para esta tarea. Son, de hecho, prerrequisito para dar al tema de este artículo--y de otros subsecuentes--sustento suficiente con la confianza de estar documentados en algunos de los mejores pensadores de nuestro país.

Ética y política

Volvamos al inicio de nuestra reflexión acerca de por que resurge con tal fuerza en los medios académicos y políticos de fines de siglo el tema de la Ética en las Relaciones Internacionales. Estaremos de acuerdo en que, en ninguna época, cuando menos en la historia de Occidente, se mostró mayor confianza en el dominio de la razón que en los dos últimos siglos. Por medio del proyecto histórico diseñado se pretendería romper con la dominación y la miseria, y alcanzar, por fin, una sociedad liberada y racional, digna del hombre. (4)

Sin embargo, es igualmente cierto que ninguna otra época conoció el mal en una dimensión tan amplia. Guerras mundiales, persecución de pueblos, campos de concentración para el exterminio, opresión totalitaria, hambre y humillación del Tercer Mundo, depredación de la naturaleza, imperio de la irracionalidad y la violencia. (5)

Después de Auschwitz, Hiroshima, Nagasaki y el Gulag, pocos pueden creer aún en el dominio de la razón sobre la historia. Los intentos por transformar la sociedad parecen haber fracasado.

El socialismo fue el portador de la última utopía. Pero sus versiones totalitarias desembocaron también en atrocidades, mientras que, en su interpretación socialdemócrata, los partidos socialistas tuvieron que limitarse a administrar el capitalismo contra el cual se levantaron.

Con su fracaso formal, la época de las revoluciones, y con ellas la de ideologías y utopías, parece haber terminado. Se trata de un escepticismo en la función de la razón, aceptación del mundo tal como lo conocemos y, por lo tanto, renuncia al cambio. Sólo quedaría la conformidad y el desencanto.

Frente al desencanto hay una alternativa: una reflexión renovada acerca de las causas y razones del fracaso de ideologías y utopías, de la derrota de la razón y de la pregunta sobre cuál razón. Por lo tanto, cabe preguntarse si aún es posible un comportamiento político que proponga contravenir el mal. Y preguntarse por igual, si ése es un comportamiento moral, ¿cabría renovar, ante el desencanto, una reflexión ética? (6)

Será, pues, menester plantear de nuevo el problema de la relación entre el poder político y los valores morales. ¿Resulta inevitable la oposición entre la voluntad de poder y la realización del bien?, ¿cómo puede articularse el poder con el valor?

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