Economía y agricultura en Sinaloa

AutorJuan de Dios Trujillo Félix/Héctor Enrique Gaxiola Carrasco
Páginas19-47

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Introducción

En el presente capítulo es revisado el caso de Sinaloa y su agricultura, la cual se esperaba fuera beneficiaria del cambio de orientación del país hacia el exterior, dada su tradicional especialización en hortalizas para la exportación al mercado estadounidense. Con el objetivo de contar con parámetros de referencia, Sinaloa es abordada en el contexto más amplio de México, en tanto se reflexiona respecto a aspectos básicos de su estructura económica y de la dinámica de la agricultura, mostrando que ésta es aún muy importante en la dinámica económica del estado de Sinaloa, pero que, a la vez, es en otros sectores de actividad donde está la clave para atacar el problema de bajo crecimiento.

El comportamiento de la agricultura no ha sido el deseable, pero en buena medida el bajo crecimiento económico de Sinaloa se explica por un pobre desempeño de los servicios y

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la industria: los procesos negativos que padeció la agricultura no fueron suficientemente compensados por tales actividades, en buena medida porque los daños infligidos a la agricultura afectaron al proceso de acumulación en su conjunto, ya que tal actividad era fuente de excedentes, los cuales terminaban siendo invertidos en áreas económicas ubicables en contextos urbanos.

Aunque por lo general se pone el acento en factores de competitividad al analizar la apertura económica –entre los cuales se encuentran las políticas y programas de los gobiernos locales–, en la explicación del pobre desempeño económico de este estado todavía no se tiene una idea clara. El presente trabajo se concentra en las reformas mismas y en factores estructurales condicionantes de la capacidad de ajuste local a las nuevas circunstancias.

El desempeño económico

De acuerdo con los datos de pib por entidades federativas existentes, hasta el momento, la economía nacional creció en promedio anual a una tasa de 3% en el periodo 1993-2006, mientras que Sinaloa lo hizo al 2%. Esa tasa indica que el país tiene un problema, no superado aún, de lento crecimiento, pero que las dificultades de Sinaloa en este aspecto han sido todavía mayores. Debido a su menor velocidad de crecimiento, esta entidad federativa ha venido perdiendo peso relativo en la economía de México, ya que en 2006 sólo contribuía con 1.89% del pib nacional, cuando en 1993 dicha participación había sido de 2.16%. En ese lapso, Sinaloa se sitúa entre los estados de menor crecimiento, apenas por encima de Hidalgo, Oaxaca, Distrito Federal, Nayarit y Guerrero.

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Todavía no hay estudios que expliquen por qué unos estados han tenido mayor capacidad que otros para hacer frente al proceso de apertura o beneficiarse de él, pero su ubicación geográfica y sus características sugieren algunos factores que están determinando esa dinámica. En general, las entidades federativas de mejor desempeño han sido estados de la frontera norte del país, o que se han beneficiado de los procesos de desconcentración de actividades económicas e industriales que afectan a la Ciudad de México, lo cual se ha reflejado en una baja tasa de crecimiento económico del Distrito Federal; o donde se establecieron empresas automovilísticas, hasta dar lugar a clusters de actividades relacionadas con esa industria; o regiones que desarrollaron nuevos polos de atracción turística. Evidentemente, Sinaloa no encaja en ninguna de esas categorías.

Por su tamaño económico (medido a través de su contribución al pib nacional y en pesos de 1993), Sinaloa es la décimocuarta entidad federativa del país en importancia económica. Sin embargo, en lo que se refiere a la magnitud real de su ingreso per cápita, ocupa la posición 17, debido a que se sitúa por debajo del ingreso medio nacional. El ingreso per cápita de Sinaloa equivale a algo más de 3/4 partes del nacional. Tanto en lo que se refiere a tamaño económico relativo como respecto al ingreso per cápita, no se han registrado grandes cambios a consecuencia del proceso de apertura.

El ingreso per cápita de Sinaloa creció, en promedio anual, a una tasa de 1.2% en el periodo 1993-2006, como expresión de un crecimiento económico de 2% anual y de un crecimiento demográfico aproximado de 0.8%. A consecuencia del pobre desempeño de la economía, el tener una de las más bajas tasas de crecimiento demográfico del país no se ha reflejado en una mejora significativa del ingreso per cápita de la población. Considerando el periodo 1990-2008, con el propósito de

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cubrir con mayor amplitud el tiempo bajo apertura económica y con base en proyecciones de Conapo, la tasa de crecimiento demográfico del país fue de 1.3%, mientras que la de Sinaloa fue de 0.8% (Calderón, 2008).

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Por otra parte, en lo que se refiere al comportamiento del sector agropecuario durante 1993-2006, la tasa de crecimiento medio anual sectorial para Sinaloa habría sido de 1.8%, mientras que para el país fue de 1.9%. Con toda la importancia que tiene este estado en la producción agrícola mexicana, aun aquí estuvo por debajo de la media nacional. De acuerdo con este indicador, se sitúo en la posición 18 por su velocidad de crecimiento. Una explicación que se puede dar a esta pauta de comportamiento es que sus productos dinámicos no compensaron la pérdida de ingreso que supusieron los bajos precios reales, derivados del proceso de apertura, mientras que los productos de exportación tradicional no experimentaron una mejora sustancial a través de la posibilidad de un mayor acceso a los mercados externos. En este último caso estarían las hortalizas.

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (siap) sobre el valor real de la producción agrícola de Sinaloa –deflactada por el Índice Nacional de Precios al Productor (inpp) para el sector agropecuario, silvicultura y pesca–, su comportamiento fue negativo a largo plazo (Tasa de Crecimiento Medio Anual, tcma, de -0.3%). Como la superficie de cultivo disminuyó sólo ligeramente, esto indica que, en general, los precios de los productos mostraron una inclinación al descenso real que no fue compensado del todo por el aumento de la producción. La tasa negativa también sugiere que la baja no fue contrarrestada en grado suficiente por el aumento de los rendimientos en los cultivos, a pesar de que el periodo puede ser caracterizado como de acentuación en el progreso tecnológico y de incremento en la escala de operación de las unidades productivas. En tal sentido, el esfuerzo de innovación de los productores terminó siendo transferido a los consumidores vía precios reales.

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El comportamiento del sector agropecuario no ha sido el que se esperaría de una entidad federativa dotada de una buena base de recursos para su desarrollo agrícola, sean éstos naturales o construidos. De cualquier manera, su desempeño fue comparativamente mejor con relación a lo ocurrido en industria y servicios, donde se registraron tasas promedio anual de 0.9% y 2.2%, respectivamente. Tales tasas fueron de 3% y
3.1% para el país.

La información referida a estructura económica del siguiente apartado muestra que Sinaloa se caracteriza por contar con un sector servicios proporcionalmente grande, en presencia de un sector agropecuario también grande y un sector industrial poco desarrollado. Por consiguiente, la explicación del pobre comportamiento comparativo de la economía de este estado no está propiamente en su totalidad en la crisis padecida por la agricultura, aunque sea éste un factor explicativo importante...

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