La devaluación del 94

AutorManuel Guzmán M.
CargoDirector de Administración de Portafolios y Estrategia de Inversión Intercam Grupo Financiero
Páginas56-56
56
FEBRERO 2015
PANORAMA FINANCIERO
Manuel Guzmán M.
Director de Administración de Portafolios y Estrategia de Inversión
Intercam Grupo Financiero
LA DEVALUACIÓN DEL 94
Los últimos días de 2014 y el inicio del presente año fueron
realmente complicados para el mercado cambiario del país,
debido, entre otras cosas, al drástico ajuste en los precios del
petróleo y al surgimiento de nuevos eventos geopolíticos que
enrarecieron el desempeño de los mercados financieros. Las co-
tizaciones alcanzadas por el peso son irracionales, y no se puede
descartar una mayor fortaleza del peso en el corto plazo. Las
altas cotizaciones del peso, han hecho recordar a muchos in-
versionistas lo acontecido hace veinte años cuando se presentó
uno de los capítulos más negativos de la economía mexicana.
Pero es importante recordar que las condiciones que origina-
ron la devaluación de 1994 son diferentes a las que ahora tiene
México, ya que se atravesaba por una época de altas inflaciones
como resultado de las devaluaciones de la moneda, de manera
tal que el restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos
a finales de los ochenta debía pasar por la estabilización del tipo
de cambio. De esta forma, para combatir la espiral inflacionaria,
el 16 de diciembre de 1987 se firmó el Pacto de Solidaridad
Económica (PSE) entre los sectores de la sociedad. En él se
puso especial atención en cuatro aspectos: 1) una corrección de
las finanzas públicas que se manifestara en la obtención de un
superávit fiscal; 2) acciones en materia crediticia para atenuar
la demanda agregada; 3) una mayor apertura de la economía
para fortalecer la estructura del aparato productivo, y 4) el
compromiso concertado de los distintos sectores de la sociedad
para contener el incremento de los precios. En 1988, el PSE
se transformó en el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento
Económico (PECE) que complementó los objetivos anterio-
res, buscando, además, disminuir el servicio de la deuda externa
y una mayor eficiencia económica mediante la liberación de las
tasas de interés bancarias.
El PECE se renovó de manera reiterada, de forma tal que el 10
de noviembre de 1991 se acordó un nuevo régimen cambiario
que estuvo vigente hasta el 19 de diciembre de 1994. El esquema
consistió en dejar que el tipo de cambio flotara libre dentro de
una banda que se ensanchaba diario. Este ensanchamiento se de-
rivaba del desliz diario de la frontera superior de veinte centavos,
mientras que el límite inferior permanecía fijo en $3,051.2 pesos
por dólar (pd), al cual Banco de México intervenía en el mercado
cambiario por medio de compras sucesivas a fin de mantener el
nivel establecido para el piso de la banda. El esquema de bandas
iniciado en 1991 fue de gran utilidad para la consecución de los
objetivos macroeconómicos que se alcanzaron en el marco de las
concertaciones del pacto. La política cambiaria obtuvo una mayor
flexibilidad gracias a la banda de flotación: si se apreciaba dema-
siado y tocaba en cualquier momento la banda inferior, Banco de
México compraba divisas, y si tocaba la banda superior intervenía
mediante la venta de dólares. Con este esquema de tipo de cam-
bio administrado, las bandas funcionaron como diques en una
presa: la banda superior contribuía a evitar depreciaciones bruscas
que pudiera ocasionar un impacto importante en el desempeño de
algunas variables económicas, al inducir un círculo vicioso en las
expectativas inflacionarias, mientras que el límite inferior impedía
que el tipo de cambio se fortaleciera de manera excesiva afectan-
do la competitividad externa de los productos mexicanos. Este
esquema cambiario tuvo efectos positivos por lo siguiente: a) per-
mitió a los agentes económicos realizar ejercicios de planeación
al tener certidumbre con respecto a lo que podía suceder con la
cotización del tipo de cambio; b) coadyuvó al restablecimiento de
la confianza de los inversionistas; c) contribuyó a lograr menores
niveles de inflación, y d) permitió un mayor crecimiento econó-
mico. No obstante, para que el esquema de bandas funcionara,
como cualquier objetivo de tipo de cambio administrado, necesi-
taba de una gran cantidad de dólares.
Durante 1994 se presentaron dos fenómenos que mermaron el
monto de reservas internacionales que mantenía Banco de Méxi-
co. Por un lado, el EZLN y el asesinato del candidato a la presi-
dencia de la República del PRI, ocasionaron incertidumbre en los
mercados financieros; por otro, en la reunión de febrero de 1994,
la Reserva Federal de Estados Unidos destacó que las presiones
inflacionarias derivadas del crecimiento de su economía obligaban
a tomar medidas de política monetaria más restrictivas. En este
contexto, la Fed decretó un incremento de 25 puntos base en la
tasas de interés de referencia, dando inicio a un ciclo prolongado
de alzas en las tasas de interés. Así, las tasas de interés se dupli-
caron en el plazo de un año de 3% al cierre de 1993 a 6.25% en
febrero de 1995, ocasionando un redireccionamiento de los flujos
internacionales de capital. El efecto conjunto de ambos fenóme-
nos hizo caer las reservas internacionales. El patrimonio en dó-
lares del país alcanzó un nivel máximo histórico el 15 de febrero
de 1994 al ubicarse en 29,228 millones de dólares (md), y a lo
largo de todo el año disminuyeron como resultado de los eventos
comentados hasta alcanzar un nivel mínimo de 5,854 md el 21
de diciembre de 1994. Después de que se perdieron las reservas
internacionales, no había la posibilidad técnica de mantener el es-
quema de tipo de cambio administrado, por lo que la Comisión
de Cambios decidió asumir un régimen de tipo de cambio de libre
flotación a partir del 22 de diciembre, dando origen a una fuerte
devaluación del peso. Hoy las condiciones son diferentes, México
cuenta con una extraordinaria fortaleza macroeconómica y con
un monto histórico de reservas internacionales. Las presiones que
se han observado sobre el peso, son resultado de proceso global
de aversión al riesgo y no de un deterioro de la balanza de pagos
como en el pasado.

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