Desterradas de la polis

AutorPatricia Gaytán
Páginas109-131

Page 109

Introducción

Ubicar el papel asignado por Hannah Arendt a las mujeres dentro de su filosofía política no es una tarea sencilla. Esto se debe en gran parte a que la autora casi no tocó el tema de una manera clara y explícita más que en un par de trabajos tempranos y, posteriormente, en un par de juicios aislados que, además de no ser condescendientes en absoluto con las posturas feministas de su época, arrojan poca luz sobre una teoría arendtiana de la condición femenina. La necesidad de un enfoque crítico sobre este tema radica en su importancia para las tendencias en las concepciones políticas actuales.

Page 110

Este artículo pretende analizar el papel que Arendt asignó en su obra a la condición femenina, no sólo de manera explícita sino también a partir de lo que podemos concluir de su teoría política más acabada. Al mismo tiempo, intenta recuperar los aspectos de su teoría que desde una perspectiva política arrojen luz sobre los problemas que enfrentaron algunas movilizaciones feministas en el siglo XX. Finalmente, se tratará de hacer una evaluación crítica de los aspectos de su trabajo que nos permitan identificar los aportes y cuestionar los obstáculos que de ellos se derivan para la participación democrática de las mujeres.

De esta manera, las primeras fuentes que revisaremos serán aquellas donde Arendt hizo referencia explícita a la condición femenina.

Un segundo tipo de fuente será La condición humana,1 ya que es el libro donde Arendt construye las categorías esenciales de su pensamiento político. Con este esquema conceptual a partir de la maduración de su teoría, esta asidua colaboradora periodística y gran filósofa (a quien le desagradaba ser identificada con este último adjetivo) comenzó a evaluar la realidad histórico-política que la rodeaba, elaborando diagnósticos radicales y guiándose por éstos tanto en la academia como en su actividad política. Por lo tanto es preciso hacer una revisión de dichas categorías y de sus implicaciones prácticas para poder establecer el problema que nos ocupa aquí y que es el de su percepción del status de las mujeres en el entorno político.2

Por último, recurriré a una tercera fuente, que es la biográfica; concretamente, aquellas experiencias donde se haya confrontado su activismo con el tema que tratamos ahora serán las que sigamos como pistas para completar el esquema, considerando de antemano la posibilidad de que se presente alguna de las siguientes situaciones: a) que lo que haya escrito como intelectual no concuerde con lo que realizó como ciudadana; b) que su percepción y sus ideas respecto de la condición femenina varíen en diferentes momentos de su vida, y c) que lo que se deduzca de sus teorías no seaPage 111precisamente lo que hubiera pensado o sentido como mujer (o femini generis, en sus propios términos).

1. Las referencias directas a la condición femenina en los trabajos de Hannah Arendt

Si nos regimos por el orden cronológico, tenemos en los trabajos tempranos de Arendt dos fuentes importantes sobre la condición femenina. El primero de ellos es sin duda la biografía de Rahel Varnhagen, escrita entre 1930 y 1933, pero publicada por primera vez en 1958 en lengua inglesa.3 No es difícil detectar la influencia que por aquellos años ejercieron su participación en el movimiento sionista y la amistad con el líder Kurt Blumenfeld, en la decisión de abandonar sus estudios sobre el romanticismo alemán y la elección de este nuevo tema de trabajo, pues en palabras de su biógrafa, Elisabeth Young-Bruehl: “Rahel Varnhagen es una biografía, pero ciertamente no es una biografía de fácil encasillamiento. No es tanto lo que proclama su título ‘La vida de una judía alemana de la época romántica’, es más la descripción del mundo de ideas de una judía. El pensamiento de Rahel era, lisa y llanamente: soy una schlemihl y una judía”.4 Escrita en un estilo particular que pretende reflejar los estados de ánimo de Rahel y básicamente construida a partir de la correspondencia de la protagonista, la biografía refleja en su contenido la creciente identificación de Arendt con Rahel Varnhagen conforme avanzaba en su trabajo.

Por ser judía y por su condición de mujer, Rahel Varnhagen había tenido pocas posibilidades de sobresalir. Sin embargo, utilizó todos los recursos que tenía a su disposición (como casarse con alemanes no judíos, por ejemplo) para penetrar en la sociedad alemana de su época.5

Page 112

De acuerdo con Seyla Benhabib,6 si nos preguntamos acerca de la posición de Arendt respecto de la condición de las mujeres en la época moderna, la biografía sobre Rahel Varnhagen es la fuente indicada para comprenderla. No obstante, la razón no es la identificación empática, sino la valoración que realiza Arendt respecto del papel que desempeñaron en esa época histórica mujeres como Rahel Varnhagen en la creación de esferas públicas a través de la organización de los famosos “salones literarios”, los cuales “deben considerarse como precursores transitorios pero fascinantes de determinadas transgresiones de los límites entre lo ‘público’ y lo ‘privado’”.7

¿A qué se refiere esto específicamente? A que Arendt logró ver en el salón literario de Rahel Varnhagen una forma de espacio público promovido como una estrategia de las mujeres para su participación con otros y otras mediante el discurso y la acción. Un espacio de expresión de opiniones y de intercambios que generaba interacciones que no se daban en ninguna otra forma de convivencia social:

Que las instituciones sociales como los salones pudieran haber aparecido en la Europa preindustrial, incluso de modo intermitente, llegó a ser muy raro [...] Era raro que los hombres y mujeres hubieran tenido intercambios intelectuales de importancia durante siglos cuando los dos sexos generalmente tenían poco que decirse y pocos lugares públicos dónde decirlo.8

Pocos momentos han existido en la historia en que la emergencia del espacio público sea tangible en sus dos elementos constitutivos: el discurso y la acción, y en estos “salones literarios” las mujeres encontraron la manera de interactuar con los hombres en una forma distinta de la que las confinaba el ámbito privado. Jürgen Habermas, en su libro sobre el espacio público9 al hablarnos de la gestación de la esfera pública moderna, reconoce la trascendencia de la aparición de los salones literarios y sus equivalentes en Francia, Alemania e Inglaterra durante los siglos XVIII y XIX:

Page 113

Aun cuando las Tischgesellschaften,10 los salones y las casas de café pudieran diferenciarse entre sí respecto a la magnitud y a la composición de su público, al estilo del trato en ellos imperante, respecto al clima circundante del raciocinio y respecto a la organización temática, todos organizaban, sin embargo, una tendencia hacia la discusión permanente entre personas privadas [...] Se impone, tendencialmente frente al ceremonial de los rangos, el tacto de la igualdad humana de los nacidos iguales.11

Sin embargo, este reconocimiento del filósofo alemán sólo se limitó a los espacios promovidos por la burguesía masculina. Es decir, Habermas no alcanzó a vislumbrar la participación de las mujeres y de otras clases sociales consideradas como inferiores a la burguesía en la creación y promoción de esferas públicas.12 Por otro lado, a pesar de que en su biografía de Rahel Varnhagen, Arendt nos ofrece la posibilidad de vislumbrar este papel central de las mujeres, en sus trabajos posteriores (que revisaremos cuando hablemos de los conceptos de lo ‘público’ y lo ‘privado’) abandona por completo esta perspectiva:

Este espacio de sociabilidad, del cual los salones eran sólo una instancia, puntualizan una dimensión en el recuento genealógico de Arendt del surgimiento de lo social que es completamente perdido en La condición humana. Habiendo tenido ojos para observar este problema en la biografía de Rahel Varnhagen, ¿por qué Arendt pierde el enfoque de este espacio social en sus trabajos posteriores?13

El segundo trabajo en el que Arendt expresa su opinión en materia de la condición femenina, es una reseña crítica del libro de Alice Rühle-Gerstel, psicóloga de la escuela de Adler, titulado El problema de la mujer de hoy,14 escrito en 1933, para laPage 114revista Die Gesellschaft. El diagnóstico del que parte la psicóloga es compartido por Arendt:

A pesar de la igualdad legal, las mujeres no sólo tienen que aceptar un salario menor que el de los hombres en el desempeño de la misma función, sino que además se ven obligadas a pechar con tareas que ya no son compatibles con su nueva posición. Estas tareas están basadas, parte en factores sociológicos, parte en factores biológicos: además de su profesión, una mujer tiene que administrar la casa y estar al cuidado de sus hijos. De este modo su libertad para ganarse por sí misma la vida parece implicar o bien la esclavitud a la familia o bien la disolución de ésta.15

Es sumamente interesante observar que estos dilemas de las mujeres en los años treinta no han perdido su vigencia y su complejidad 70 años después. Sin embargo, aunque Arendt identificaba el problema, no estaba de acuerdo con la estrategia de Rühle-Gerstel, que proponía la identificación de las amas de casa con el proletariado. Arendt consideraba que se hacía demasiado hincapié en el individuo y en la relación empresario-empleada de tal forma que parecía que la familia, ya fuera ésta burguesa o proletaria, era el problema inmediato.

Así, la crítica de su reseña, dirigida al movimiento feminista, sitúa a este último en una posición muy...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR