El desprestigio de la representación política

AutorGastón J. Enríquez Fuentes
CargoDoctor en Derecho constitucional por las universidades de Salamanca, España, y Bolonia, Italia - Profesor de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Páginas51-52

Page 51

En la actualidad hay quienes opinan que la representación política es una quimera, que es una ficción, que en realidad no representa, que no es democrática, que es injusta, que incluso, in extremis, es contraria al propio pacto social. Así, bajo este orden de consideraciones, sería loable, necesario y hasta encomiable emitir el sufragio en las condiciones que garanticen su anulación a fin de imponer una lección cívica que deje verdaderamente claro el repudio social hacia la clase política imperante en una determinada comunidad. Pero, por otro lado, hay quienes consideran que la representación política es teóricamente correcta, aunque ciertamente un poco desvirtuada a causa de una realidad que se impone y evidencia los defectos que cualquier obra humana comprende; lo cual, finalmente, y con cierto aire de resignación, obliga a aceptarla como la única forma de ejercer el poder de la manera más democrática posible en nuestros días. Retomando las ideas de los clásicos de la teoría de la representación política, cabe colegir que la relación entre elector y elegido no es comparable con otro tipo de relaciones. Actualmente, suele afirmarse que el representante, por el hecho de haber sido electo en un distrito determinado, debe cumplir a rajatabla los deseos y las aspiraciones de todos y cada uno de los electores del distrito que lo eligió, sosteniéndose inclusive la obligación por parte del representante de escuchar en todo momento a los electores de dicho distrito electoral, bajo el argumento de que son los propios representados los verdaderos titulares de la soberanía. Estas consideraciones constituyen un craso error o, en el mejor de los casos, un malentendido.

Inicialmente en Inglaterra, y después en Francia, se desarrolló el proceso de transformación de los contenidos de la representación, manteniéndose el término en ambas latitudes aunque referido a sujetos distintos. En Inglaterra el debilitamiento del monarca en beneficio del Parlamento trajo como consecuencia que fuera este último el representante de todo el reino, liberando a los parlamentarios de las ataduras del mandato imperativo y asentando su relación con los electores en un principio de confianza tal que garantizará su total independencia.

En Francia, por su parte, una de las claves implicadas en la formulación originaria del moderno concepto de representación está en el argumento de la representación como condición de existencia de la soberanía nacional, argumento que le...

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