Los desafíos de la nueva justicia penal

AutorMiguel Carbonell
Páginas18-21

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Luego de lo que parecía un muy largo periodo de vacatio legis de ocho años, estamos a pocos meses de enfrentarnos a una de las más arduas pruebas de fuego para el sistema jurídico mexicano e, incluso, podría decirse que del país en su conjunto. El 18 de junio de 2016 tendremos que estar listos para que en todo el territorio nacional funcione de manera radicalmente distinta nuestro nuevo procedimiento penal.

El tiempo de debatir sobre la pertinencia de la reforma penal de 2008 y de analizar sus principales elementos está concluyendo: el paso que debemos dar en lo inmediato es ponerla en práctica y tener una mejor justicia penal en todos y cada uno de los rincones del país.

Se trata, como sabemos, de la transformación más ambiciosa del sistema penal mexicano en los últimos 100 años y también de la reforma de más largo alcance en toda América Latina. Aunque otros países nos han precedido en el proceso de mejorar la justicia penal, nunca un esfuerzo de transformación tan complejo se había llevado a cabo en un país como México, con una estructura federal que conlleva el funcionamiento de 34 distintas jurisdicciones penales (una federal, 32 en cada una de las entidades federativas y una dedicada a la justicia militar, en el ámbito de los delitos y las faltas contra la disciplina castrense), con más de 112 millones de habitantes y con una extensión territorial de casi dos millones de kilómetros cuadrados.

La reforma penal mexicana, que no le quepa duda a nadie, está escribiendo una página completamente nueva en la historia jurídica de América Latina. En este contexto, el Séptimo Foro de Seguridad y Justicia que hoy está dando inicio quiere servir como espacio para apoyar desde la sociedad civil los esfuerzos de las autoridades que tienen la enorme responsabilidad de hacer que la reforma esté funcionando correctamente dentro de muy poco tiempo.

Queremos estar cerca de los tomadores de decisión y de los operadores prácticos del sistema penal mexicano, pues entendemos que se trata de un esfuerzo conjunto entre el Estado mexicano y la ciudadanía. Como ciudadanos, somos los primeros interesados en que la reforma ofrezca buenos resultados y podamos tener un procedimiento penal más justo y que funcione mejor en su conjunto.

Ahora bien, todavía nos queda mucho trabajo por hacer antes del 18 de junio de 2016. La reforma no se va a implemen-tar sola, sino que tenemos que poner manos a la obra para que todo salga bien. Quisiera aprovechar este acto inaugural para poner de manifiesto cinco de los principales asuntos que debemos abordar a la brevedad, a fin de poder tener un proceso de...

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