Democracia republicana y confianza en América Latina: la esperanza que no llega, que no alcanza

AutorIsabel Wences - Cecilia Güemes
CargoProfesora Titular del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid, España - Investigadora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, España
Páginas13-37
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Andamios 13
Andamios
Democracia republicana y confianza en américa latina:
la esperanza que no llega, que no alcanza1
Isabel Wences* y Cecilia Güemes**
resumen. En un contexto de desencanto democrático, ¿puede
el gobierno abierto revertir la desconfianza en América Latina?
Sobre esta pregunta, planteamos dos objetivos: a) evaluar cómo
iniciativas de gobierno abierto buscan mejorar la eficiencia de
los gobiernos y, consiguientemente, fomentan la confianza; y b)
problematizar, a partir de la teoría republicana, algunas ideas
(estado de derecho y equidad) que se enraízan en recomendacio-
nes internacionales (ocDe y ogp) que intentan generar confianza.
Para alcanzar tales fines, primero revisamos la literatura sobre
confianza deslindando el concepto y argumentando su impor-
tancia para la democracia. Segundo, describimos iniciativas que
buscan reconstruir confianza. Tercero, fundamentamos norma-
tivamente las medidas promovidas y especificamos qué valores
deberían orientar a las mismas. Concluimos reclamando cautela
frente a las expectativas que tales proyectos generan.
palabras clave. Democracia, republicanismo, confianza, América
Latina.
introDucción: Desencanto Democrático
y preocupación por la Desconfianza
“El que no tranza no avanza” y “No tiene la culpa el indio, sino el que
lo hace compadre” son dos refranes mexicanos de carácter popular. El
primero denota la extendida cultura del abuso y el incumplimiento de las
1 Artículo elaborado en el marco del Programa Interuniversitario en Cultura de la Lega-
lidad, New Trust-CM, H2015/HUM-3466.
* Profesora Titular del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad
Carlos III de Madrid, España. Correo electrónico: iwences@polsoc.uc3m.es
** Investigadora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, España. Correo
electrónico: cecilia.guemes@cepc.es
Volumen 13, número 30, enero-abril, 2016, pp. 13-37
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Isabel Wences, cecIlIa Güemes
reglas que aquejan, a nuestras sociedades y, el segundo, alude a la con-
fianza, a la sanción exclamativa de la culpa que tiene quien se queja de
algún daño por haber confiado en la persona que no debía. El escritor e
historiador Andrés Henestrosa nos recuerda que un dicho y un refrán sue-
len concretar situaciones y abrir ante nuestros ojos un rumbo, poner en
nuestra voluntad una decisión, decidir un paso inicial. Y esto no sucede
de modo caprichoso o casual. Los dichos y los refranes son el resumen de la
sabiduría humana acumulada en muchos años de experiencia.
En América Latina se celebraba durante los años ochenta la salida de
regímenes militares o autoritarios; a finales del siglo xx se evidencia un
cansancio de la fase inicial de democratización y tras los primeros lustros
del nuevo milenio existe la sensación generalizada de que las reglas del
juego democrático son una fachada de sociedades injustas, autoritarias y
gobiernos autocráticos. Evidencia de ello es la brecha entre el apoyo a los
principios democráticos y la satisfacción con la democracia, entendiendo
por esto último, la capacidad de los gobiernos para responder a los pro-
blemas concretos de la gente y a su vida de todos los días (Güemes, 2006;
Calderón, 2012; Salazar Carrión, 2011). El gráfico 1 ilustra dicha dife-
rencia destacando cómo, en los 17 años analizados, la distancia promedio
ronda los 21 puntos. En el año 1996 se vislumbra la mayor distancia del
período y en 2009 la menor distancia (34 puntos y 15 puntos, respecti-
vamente). No obstante, el apoyo y la satisfacción con la democracia se
mantienen relativamente constantes y no han disminuido significati-
vamente.
El agotamiento ante los múltiples problemas se traduce en desen-
canto y sus consecuencias ocupan el centro del debate político. Dicho
desencanto a veces se lee como apatía, desilusión, desapego o cinismo
ciudadano resultante de una frustración de expectativas o insatisfacción
con los resultados de la democracia, desatándose entonces la semántica
de la desafección política (Marotte, 2004). Otras veces se visualiza como
algo normal e incluso positivo; el enojo y el conflicto son partes cons-
titutivas del juego político y son modos a partir de los cuales la ciuda-
danía busca comunicar su insatisfacción al poder político y animarlo a
introducir cambios y reformas (Norris, 1999 y 2011).

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