La decisión de Ricardo Anaya

AutorÁngel M. Junquera Sepúlveda
CargoDirector
Páginas3-3

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Ante las complicadas elecciones presidenciales que se avecinan en 2018, cada partido político ha hecho sus cálculos y previsto escenarios. En el Partido Acción Nacional —cuyos bonos se dispararon a partir de la elección del 5 de junio pasado— se perfilan dos figuras dignas de atención: los abogados Margarita Zavala y Ricardo Anaya.

Desde hace meses, Zavala se ha convertido en un fenómeno político emergente. No hay encuesta que no la ubique como puntera y merecedora de un escrutinio intenso para medir su personalidad y su trayectoria. La posibilidad de que este país tenga una mujer como presidenta es más grande que nunca.

Zavala detona resortes y fibras en grupos numerosos y de composición muy diversa. Ha logrado forjar una figura de peso completo y por mérito propio. Competitiva tanto en el plano racional como en el emotivo, se ha convertido en el arma más poderosa de su partido.

Sin embargo, para que la ex diputada y ex primera dama pueda alcanzar la candidatura, requiere ser postulada por el PAN, dado que el sendero de los independientes se antoja perdido. El PAN, a su vez, si aspira a volver a tomar las riendas del gobierno federal, debe aprovechar el descomunal activo social y político que representa Zavala. Según las agencias encuestadas más importantes de México, si hoy fueran las elecciones, el PAN las ganaría.

Otro de los ases del PAN es su joven dirigente, Ricardo Anaya, que cuenta, entre sus méritos, con una inteligencia que se ha hecho evidente, pero con un historial breve y poco conocido. Hace unas semanas, al finalizar la pasada jornada electoral, se realizó un debate en un espacio de análisis, conducido por Joaquín López Dóriga, entre Anaya y Manlio Fabio Beltrones. Anaya ganó ese debate por todo lo ancho.

El queretano, que goza de una envidiable facilidad de palabra y es un orador consumado, acudió bien preparado y dio muestras de lucidez, memoria, manejo de datos y técnica retórica. Beltrones sucumbió. Por más que quiso anteponer el discurso y las formas del priísmo anquilosado, que él representa mejor que nadie, quedó exhibido por su contrincante. Anaya se ha engolosinado. Ahora quiere debatir con López Obrador, al que sin duda pondría en su lugar. Pero su reto es otro...

El resultado de las elecciones de junio, en las que las alianzas conformadas entre el PAN y el PRD ganaron siete estados de 12, fue producto de diversos...

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