El debate sobre la historia científica y la ambivalencia de la modernidad

AutorNicolás Cárdenas García
CargoProfesor Titular del Departamento de Política y Cultura de la UAM-Xochimilco, México
Páginas111-142
El debate sobre la historia científica
y la ambivalencia de la modernidad
Nicolás Cárdenas García *
Resumen
Este artículo discute tres problemas abiertos por Leopold von Ranke al enunciar los
principios de la historia científica: el de la posibilidad de contar lo que verdaderamente
ocurrió, el de la relación entre lo particular y lo general, y el de la relación del
historiador con su objeto de estudio. Primero expongo los planteamientos de
Ranke y, posteriormente, analizo las críticas de Friedrich Nietzsche e Isaiah Berlin
a esa forma de concebir a la historia. Finalmente, propongo que en los trabajos de
varios sociólogos clásicos había suficiente material para dar respuesta a las críticas
y contradicciones que ambos habían señalado.
Palabras clave: Ranke, historia científica, objetividad, Nietzsche, Berlin.
Abstract
The aim of this paper is to discuss three problems posited by Leopold von Ranke
when he explained the principles of scientific history. First, the very possibility
of telling what really happened in the past, second, the relationship between the
general and the particular, and third the relationship between the historian and his
subject of study. In doing that, I resume the Ranke’s arguments, and then I examine
Friedrich Nietzsche’s and Isaiah Berlin’s critiques to that kind of history. Finally, I
suggest that there were enough developments to answer these critics in the works
of some classical sociologists.
Key words: Ranke, scientific history, objectivity, Nietzsche, Berlin.
Artículo recibido el 02-05-13
Artículo aceptado el 31-03-14
* Profesor Titular del Departamento de Política y Cultura de la UAM-Xochimilco, México
[ncardenasgarcia@gmail.com].
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Política y Cultura, primavera 2014, núm. 41, pp. 111-142
Nicolás Cárdenas García
El objetivo de este artículo es discutir tres problemas
abiertos por Leopold von Ranke al enunciar los principios
de la historia científica: el de la pretensión de contar lo que verdaderamente
ocurrió, el de la relación entre lo particular y lo general, y el de la relación del
historiador con su objeto de estudio. Primero expongo los planteamientos de
Ranke, para luego desarrollar las críticas de Friedrich Nietzsche e Isaiah Berlin
a esa forma de concebir a la historia. Finalmente, propongo que en los trabajos
de varios sociólogos clásicos había suficiente material para dar respuesta a
tales críticas y, por tanto, salida a las contradicciones que habían señalado.
Sin embargo, tales formulaciones discurrieron por vías paralelas, tal vez como
consecuencia de la especialización del conocimiento dentro de las ciencias
sociales, lo que finalmente también fue un producto de la modernidad. De
hecho, es posible que los historiadores no fueran muy afectados, en general,
por este debate, puesto que siguieron practicando su profesión dentro de los
supuestos realistas de Ranke. Ello explicaría que muchos de los argumentos
de Nietzsche y Berlin sean más bien recuperados ahora por los posmodernos
y traten de ser pasados como una novedad.
ranke y las tensiones inherentes a la historia científica
Aunque siempre es difícil fechar los momentos clave de una revolución,
parecería justo señalar el año 1824 –el de la publicación de la primera
obra de Ranke– como el inicio de un poderoso movimiento intelectual que
introducción
Un fenómeno histórico pura y simplemente conocido,
reducido a fenómeno cognoscitivo es, para el que así lo ha
estudiado, algo muerto, porque a la vez ha reconocido allí
la ilusión, la injusticia, la pasión ciega y, en general, todo
el horizonte terrenamente oscurecido de ese fenómeno, y
precisamente en ello su poder histórico. Este poder queda
ahora, para aquel que lo ha conocido, sin fuerza, pero tal
vez no queda sin fuerza para aquel que vive.
friedrich nietzsche
Sobre la utilidad y los perjuicios
de la historia para la vida
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Política y Cultura, primavera 2014, núm. 41, pp. 111-142
configuró a la historia como una disciplina respetable, incluso “científica”, en
un mundo europeo que entraba orgulloso a una era de realizaciones científicas
y de creación de las instituciones académicas que, en adelante, harían posible
su desarrollo. No era poca cosa ese logro, si atendemos a la fuerza con que
se desarrollaron las ciencias naturales en Europa y particularmente en Prusia y
Alemania durante el siglo XIX; pero lo más sorprendente es que, algunas décadas
después, esta disciplina se había constituido como la más poderosa entre las
disciplinas sociales y humanísticas del mundo académico alemán.1
Buena parte de ese logro se debió al trabajo y al talento de un pequeño
grupo de hombres que lograron superar las pruebas del exigente sistema
universitario alemán. Con sus investigaciones, publicaciones, seminarios y
conferencias lograron convertirse en referentes intelectuales, no sólo en el recién
unificado imperio alemán, sino en toda Europa. El primero de todos ellos fue
Leopold von Ranke (1795-1886), de quien se ha dicho que fue “el más grande
escritor histórico de los tiempos modernos” (Gooch) o, más recientemente, el
“formidable innovador de la erudición histórica” (Kettenacker), y “moderno
padre fundador de la historia crítica y santo patrón de los devoradores de
archivos” (Fitzsimons). Sin embargo, a pesar de la reverencia con que fue tratado
en su madurez, de todos los honores acumulados, de las muchas ediciones
de sus libros, amén de los numerosos y talentosos discípulos formados en su
seminario, unos cien años después de su muerte, a las nuevas generaciones
de historiadores les parecían tan obsoletas sus teorías y sus obras que dejaron
de prestarles atención.2 De hecho, simplemente se le recuerda como el autor
de una de las frases más citadas en la historia de la disciplina, aun cuando
sólo se invoque para mostrar la imposibilidad de cumplir con esa pretensión
de “exponer cómo ocurrieron, en realidad, las cosas”.
Tal indiferencia hacia la obra del que estableciera los procedimientos
técnico-metodológicos básicos de la investigación histórica difícilmente se
compadece con su calidad de clásico y padre fundador. De hecho, aunque
no es fácil estar de acuerdo con ello, ese calificativo de clásico parecería
justificarse en una cierta autonomía ganada por los textos de algunos autores
respecto del momento de su escritura, de modo que después siguen siendo
fuente de inspiración, ejemplo o punto de partida de nuevos desarrollos.3
1 Fritz K. Ringer, “A Sociography of German Academics, 1863-1938”, Central European
History, vol. 25, núm. 3, 1992, pp. 251-280.
2 Lothar Kettenacker, “Ranke. The Meaning of History by Leonard Krieger”, History and
Theory, vol. 17, núm. 3, 1978, p. 388.
3 George Ritzer, Teoría sociológica clásica, Madrid, McGraw-Hill, 2001, pp. 4-5.

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