El "ser de las cosas" como categoría jurídica.

AutorRaúl Alberto Ceruti
CargoUniversidad de Buenos Aires.
1. - Examen de la realidad y realidad de los exámenes

La realidad nos excede. Pareciera no tener otra lógica que la de la enumeración, acumulación, yuxtaposición, como francos propósitos de la desmesura.1

Hasta que ese inmenso caos de estímulos diversos comienza a ordenarse2, desde el punto de vista de las formas de su asimilación por parte de un sujeto, en persistencias, sugerencias y pretensiones3.

Las persistencias son esos datos de la realidad, objetos de la inmediata recepción o detección, que provocan y producen confianza en su existencia y desarrollo4. Las sugerencias son los datos de la inmediata consideración, objeto de la asimilación, que plantean y producen hipótesis en su necesidad o acaecimiento. Las pretensiones son los datos de la reflexión, objeto de la representación, que predican, crean y transforman la síntesis5 de realidad e hipótesis, en una proyección sistémica con ciertas características narrativas (tiempo) y descriptivas (espacio) de coherencia, integridad y elegancia.

Las persistencias se detectan, las sugerencias se formulan, y las pretensiones se construyen6. Las tres, son relaciones del interpretante con los signos de la realidad.

De esta forma damos cuenta de las cosas tales como entidades y fenómenos (nivel de la persistencia), de las potencias como posibilidades y previsiones (nivel de la sugerencia) y de la coordinación y armonización de unas respecto de las otras como naturaleza (nivel de la pretensión).

El examen de la realidad tiene estos tres niveles de análisis, entremezclados e interdependientes, de forma tal que el descubrimiento de un nuevo tipo de insectos (persistencia) importa el desarreglo de todas las causalidades (hipótesis) y puede llegar a modificar el orden ecosistémico o zoológico establecido con anterioridad (pretensión). Un ejemplo reciente de ello es la nueva organización de los cuerpos celestes que conforman el sistema solar en planetas propiamente dichos y planetas enanos, a partir de la observación de las características de similitud y diferenciación entre ellos, cada vez con mayor nivel de detalle7.

El "ser de las cosas" como tal, supone confundir los tres niveles de análisis, llevando las pretensiones al ámbito de las persistencias, y efectuando un salto metodológico por encima del ámbito de las sugerencias, que es precisamente el lugar de la ley, entendida como norma de anticipación. De esta forma se obvia el problema de la realidad del examen, ocultando al examinador, en tanto recorte, selección e interpretación de la realidad.

Postular una "naturaleza" o "ser" a las cosas, supone someter a cada cosa a una prueba de autenticidad, como si debieran cotejarse con sí mismas más allá de sí mismas, con lo cual se estaría perdiendo su apego y fidelidad, que es lo supuestamente perseguido por dicha idea; o supone mediatizar el desenvolvimiento del concepto calificado con su nombre, a través de una caracterología constitutiva y definitoria, sin la que dicho concepto no podría afirmarse como verdadero.

En uno y otro caso, se produce una multiplicación innecesaria de entes materiales y formales, en perjuicio de la claridad y de la utilidad. En efecto, si la naturaleza de la cosa es la cosa en sí, nada se agrega al conocimiento de ella, ni de su contexto o desenvolvimiento en virtud del acuñamiento de dicha noción; y si la naturaleza de la cosa en tanto concepto es validatoria de su desarrollo analítico, lo que ocurre es simplemente una mera sustitución equivalente de términos.

El "ser de las cosas", implica asimismo un salto en la esfera del ser, de modo tal que el concepto ocupa el lugar de lo conceptualizado, lo construido el lugar de lo detectado, lo instituido el lugar de lo observable.

En tanto salto metodológico y ontológico, las expresiones "ser de las cosas" o su equivalente "naturaleza de las cosas" sólo pueden dar cuenta de una relación, intersección o puente entre el concepto acuñado en derredor de ciertos fenómenos unificados bajo la égida de un concepto (pretensión) y la captación empírica de ocurrencia de dichos fenómenos unificados en forma de cierta continuidad témporo - espacial (persistencia). Por tal motivo, se trata de expresiones críticas, no definitorias sino diagnosticadoras de un especial punto de vista, resultando más fértiles y provechosas en cuanto información acerca del examen, que en cuanto examen acerca de la información.

2. - Percepción, observación e intervención

Desde el punto de vista de la reacción del sujeto con los impulsos, impresiones y estímulos de su entorno, pueden describirse al menos tres estadios, en grados de menor a mayor, correspondientes a la percepción, la observación y la intervención8.

La primera respuesta es el obstáculo al impulso, la herida a la punción, la irritación al estímulo9. El sujeto es meramente expuesto frente a la realidad.

La segunda respuesta es la consideración del impulso, la abstracción de la impresión, la intelección del estímulo10. El sujeto es confrontado con la realidad.

La tercera respuesta es la previsión del impulso, la concepción de la impresión, la comprensión del estímulo11. El sujeto es enfrentado con la realidad y forma parte de ella.

Las tres formas suponen relaciones del interpretante con los signos en la realidad.

Cuando el sujeto interviene en el mundo, frente a otros sujetos, coloca su intervención, respecto de esos otros sujetos, como impulso, impresión o estímulo.

Cada una de estas formas de respuesta a la realidad presume a la otra y la incluye, transformándola de acuerdo a sus propias características. La percepción, como insumo corporal es captada por la observación como modos del placer y del dolor, sensación e intensidad, y asumida por la intervención en cuanto sustancia de un recuerdo.

Dada esta descripción de las formas de respuesta, puede indicarse que en su faz estática constituye un esquema de comprensión, útil al menos para reconocer objetos de análisis en sus diferentes alejamientos del estímulo real u objetivo inicial, pudiendo señalarse que las ciencias naturales se encontrarían más cerca de los materiales de la percepción y las ciencias sociales o culturales se hallarían más cerca de las configuraciones de la intervención, correspondiendo quizás las ciencias exactas al ámbito de la observación.

El esquema así descripto, en tanto la relación entre cada uno de sus elementos funciona de acuerdo a reglas propias de su inserción, contenido y postulación, puede ser analizado como un sistema de retroalimentación continua.

En efecto, este sistema no se detiene en momento alguno, desde que al alcanzar el tercer escalón, al desarrollarse el tercer elemento o etapa de su desarrollo, la intervención incide nuevamente sobre la percepción. Mas, es necesario aclarar que esta reincidencia no supone la conformación de un círculo, sino antes bien de una espiral, ya que la nueva percepción, trabajada desde la última intervención, se trata de una percepción modificada, transformada y transformadora de todo el esquema así trazado nuevamente.

Desde este punto de vista, las ciencias naturales examinarían la dinámica de la percepción, incluyendo en tal sentido al sujeto en tanto aglutinador, ubicado en su tiempo-espacio y constreñido a limitaciones y potencialidades analizados por ellas (biológicas, físicas, psicológicas); las ciencias sociales examinarían la dinámica de la intervención, incluyendo en tal sentido al sujeto en tanto realizador, ubicado en sus necesidades y apetencias, y dependiente de sus condicionamientos y libertades analizados por ellas (antropológicas, sociológicas, políticas); y las ciencias exactas recorrerían la dinámica de la observación, incluyendo en tal sentido al sujeto en tanto ordenador, ubicado en sus modos de razonamiento, y enmarcado en sus determinaciones y posibilidades analizados en ellas (matemática, lógica, metafísica).

3. - El Derecho como sistema de intervención

Los sistemas en funcionamiento generan sus propias persistencias, sugerencias y pretensiones, en diferentes grados de conceptualización.

Tras la primera intervención, que podríamos denominar de "primer grado", la percepción puede ya servir de insumo a la intervención de segundo grado inmediatamente posterior, en la fórmula de una "creencia"; así como la observación para el segundo grado de intervención puede servir de insumo bajo la conformación de instituciones, y otorgando así al producto de ambas el carácter de una intervención "decisoria", que volcada nuevamente en el sistema va a dar lugar a infinitas secuencias de retroalimentación abiertas y permanentes.

Así como los sistemas de intervención tienen esta relación de frente a sí mismos, en el desarrollo de su dinámica, autorreproduciéndose, también se relacionan con el resto de los sistemas de intervención que les son contemporáneos, interproduciéndose.

A fin de estudiar los movimientos intrasistemáticos e intersistemáticos, resultan útiles las categorías de persistencia...

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