Relaciones internacionales de cooperacion: cultura y comunicacion para el desarrollo.

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En el estudio de la disciplina de las Relaciones Internacionales, la consideración de la cultura como componente fundamental de identidad, proyección e influencia es un factor esencial que enriquece la contemplación del mundo internacional, tradicionalmente sometida a la hegemonía de los asuntos político-militares y económicos. Los medios de comunicación, en general, desempeñan un papel extraordinario como receptores y transmisores de elementos culturales que trascienden el reduccionismo y la fugacidad de la mera información, y superan a través de la tecnología las limitaciones espacio-temporales que afectan al desarrollo político-económico de las sociedades. Los medios nos presentan una visión del mundo que recibimos y asimilamos filtrada por nuestras creencias y conocimientos; por tanto, son la representación de la realidad --o los percibimos como tal-- y configuran nuestro mundo real y cultural a través de sus componentes simbólicos.

Parece lógico, por tanto, que las instituciones internacionales concedan a la comunicación un papel activo y dinámico en los procesos de cambio, tanto sociocultural como político y económico. En este sentido, desde los años sesenta, y dentro del marco de las conferencias regionales, la UNESCO ha puesto en marcha programas en los que vincula la comunicación con la activación y la consolidación de procesos democráticos, con la promoción de la mujer como agente de cambio social, con el desarrollo rural en regiones atrasadas, etc. Dentro de este contexto se inscriben los medios de comunicación dedicados al desarrollo.

Desde una perspectiva integral, todas esas funciones atribuidas a la comunicación forman parte de la consideración de la misma como agente de desarrollo, tanto en lo que se refiere a la potenciación de intercambio de información entre individuos o grupos sociales, como en lo que se refiere a los contenidos, con una intencionalidad claramente diferenciada de los medios tradicionales sometidos a los dictados de la actualidad informativa.

El catálogo de medios de comunicación dedicados al desarrollo --en su concepción más amplia-- es una obra abierta de manera permanente, en especial en los últimos 10 años, en los que ha habido una extraordinaria proliferación de nuevos medios vinculados a la aplicación de nuevas tecnologías en los procesos informativos que permiten un abaratamiento considerable de los costes de transmisión, la posibilidad de multiplicar de forma exponencial el número de receptores o clientes con quienes interactuar y la creación de redes de conexión entre sistemas y medios hasta ahora dispersos.

Las agendas o direcciones generales para el desarrollo internacional siguen criterios muy particulares a la hora de apoyar iniciativas de comunicación: desde las que orientan su labor en la creación de prensa y emisoras de radio rurales hasta las que prefieren especializarse en asesoramiento y asistencia técnica; algunas instituciones encargan la ejecución de los proyectos a Organizaciones No Gubernamentales (ONG), mientras que otras trabajan con los gobiernos locales; hay agendas que promueven cambios legislativos en relación con el reconocimiento de la libertad de prensa en países en desarrollo, mientras que otras desempeñan su función para el fortalecimiento de las asociaciones y organizaciones profesionales locales. En general, todas comparten la búsqueda de contenidos que favorezcan los procesos de democratización política y social de los países destinatarios y el papel activo que los medios pueden desempeñar en la resolución pacífica de conflictos.

Podemos establecer algunas etapas en el estudio de los medios de comunicación especializados en temas de desarrollo:

1) Desde mediados de los años sesenta hasta mediados de los años ochenta se desarrolla una primera fase, caracterizada por la aparición de medios de comunicación, en particular de agencias de información, tanto en los países del Sur como en países europeos vinculados a los Estados, la Iglesia católica o a partidos políticos de amplio apoyo social y electoral. Fueron los años de mayor agitación e instrumentalización política de los medios que podrían considerarse alternativos. En general, las iniciativas que se desarrollan en este periodo pretenden ser la aplicación práctica de los planteamientos teóricos defendidos por la corriente del imperialismo cultural, inspirada en la Teoría de la Dependencia, a cuyo análisis económico incorpora ciertos elementos culturales y, entre ellos, los procesos comunicativos. Algunos de los medios creados en este periodo, como la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), que nació vinculada a la democracia cristiana de Italia, adquirieron cierto liderazgo en otras áreas geográficas, como América Latina, gradas a su posición ventajosa de partida tanto en profesionales como en recursos tecnológicos, lo que le permitió crear todo un sistema de comunicación que abarca contenidos muy diversos --vinculados al desarrollo-- y funciones relacionadas con las telecomunicaciones, la formación y capacitación de profesionales, etc. Ese liderazgo ha conducido a los medios pioneros a patrocinar y tutelar la aparición de otros, provocando un cierto efecto multiplicador.

Desde el punto de vista de los contenidos, los medios que surgieron en este periodo eran deudores de unos Estados tutores que los crearon como instrumento de sus batallas políticas; por lo tanto, existía un desmedido protagonismo de la información política, actuando como correa de transmisión del propio contexto internacional de la época, hasta el punto de que a veces la información y las reivindicaciones económicas de las que hacían eco los medios eran armas arrojadizas entre Estados, con un nulo protagonismo de sus sociedades.

En general, y salvo honrosas excepciones, como el ejemplo que hemos mencionado del IPS, la mayor parte de los medios surgidos en este periodo terminaron sucumbiendo a una retórica estatalizadora que aplastó los esfuerzos y las esperanzas que avivaron su nacimiento. Es el caso, por ejemplo, del pool de agencias de los países no alineados, creado a principios de los años setenta con el objetivo de presentar información real y veraz --frente a la distorsión que ofrecían los medios occidentales-- de la situación de ese amplio grupo de países; otros ejemplos similares fueron las agendas Acción de Sistemas Informativos Nacionales (ASIN) y Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales de Información (ALASEI), creadas con la colaboración de IPS y el estímulo inicial de los gobiernos centroamericanos. Lo mismo podemos decir respecto de la agencia PANA (PanAfrican News Agency), que surgió a principios de los años ochenta con el apoyo económico de la UNESCO, y que buscaba una vinculación política con la Organización para la Unidad Africana con el propósito (hoy lejano) de ser la voz de África en el mundo.

Al analizar estos ejemplos contemplamos que la mayor parte de ellos tenía una voluntad continental en sus objetivos y en sus relaciones informativas. Estas aparentes...

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