Construyendo comunidades seguras. El fraccionamiento cerrado en la frontera noroeste de México

AutorJesús Ángel Enríquez Acosta
Páginas85-109
Construyendo comunidades seguras.
El fraccionamiento cerrado en la frontera
noroeste de México
Jesús Ángel Enríquez Acosta
En las ciudades fronterizas aquejadas de violencias de todo tipo, carencias
económicas y sociales, explosivo crecimiento poblacional, caótico desarro-
llo urbano, prospera hoy en día un modelo de urbanización que se caracteri-
za por segregar la ciudad y segregar a sus habitantes, un modelo de urbanización que
aísla a sus residentes detrás de bardas de seguridad con la promesa de encontrar la
tranquilidad y el confort no existente en la ciudad. La ciudad fronteriza cada vez más
es percibida con temor, el miedo se apodera de la población —al menos de un sector
importante— creando la necesidad de abandonarla e ingresar a las burbujas insula-
res del fraccionamiento cerrado.
Las imágenes de las ciudades fronterizas se llenan de mensajes alusivos al desor-
den, a la posibilidad de que la familia sufra violencia de algún tipo, a que el sentido
de comunidad se pierde en la frialdad de las relaciones anónimas de la ciudad, a que
la identidad se pone en juego a diario ante la presencia de los otros distintos a mí, a
la costumbre de observar los espacios cada vez más deteriorados, a la insatisfacción
por los servicios públicos y a la peligrosidad de andar en la calle no diseñada para el
peatón sino para el automóvil. Desde esas imágenes se construye la representación
del paraíso evocado por el fraccionamiento cerrado, éste llena el vacío existente en
la ciudad con evocaciones que remiten a la comunidad perdida, los espacios dispo-
nen un anaquel simbólico para proveer sentimientos de seguridad y tranquilidad. Las
imágenes tratan de convencer de que los problemas están afuera, adentro es vida y
dulzura, al menos no tiene cabida el miedo sustituido por la seguridad que da contar
con las barreras que separan y aíslan, conjuren los peligros y alimenten la posibilidad
de conservar el estilo de vida de clase media amenazada por los “otros”.
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ARQUITECTURA SIN RIESGOS.VIVIENDA Y URBANISMO DE COMUNIDADES CERCADAS
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las ciudades fronterizas como islas de seguridad controladas dentro del mar receloso
de la ciudad. Las imágenes vendidas por las desarrolladoras inmobiliarias se confor-
man de paisajes de felicidad, el gancho estriba en convertir la necesidad de vivien-
da en necesidad de distinguirse de los demás. El espacio físico sirve para hacer eco
del espacio social, el fraccionamiento cerrado funciona como expresión de las je-
rarquías sociales, materializa las distancias que separan a las clases sociales no sólo
en la función económica sino también para representar simbólicamente un estilo de
vida. Estilo de vida que requiere de un espacio de iguales, el sentido de comunidad
recreado al interior del fraccionamiento indica homogeneidad social. Compartir un
conjunto de valores y creencias, profesiones y capital económico es la receta del éxi-
to del fraccionamiento cerrado, son las claves para comprender el discurso articula-
do por los patrocinadores inmobiliarios y el esfuerzo realizado por ellos para que sea
internalizado en los clientes.
El público al cual están dirigidos los fraccionamientos cerrados varía de acuer-
do con los ingresos económicos. Los residenciales pueden ser de nivel alto con equi-
pamiento e infraestructura de lujo; residenciales medios con equipamientos un poco
más austeros y viviendas menos espaciosas; y residenciales de interés social caracte-
rizados por su producción en serie, reducidas dimensiones de la vivienda y bajo cos-
to. Por lo general, en los diversos tipos de urbanización las poblaciones adquirientes
son matrimonios jóvenes, sin o con pocos hijos, profesionistas o con nivel medio su-
perior y empleados en el sector servicios.
Las desarrolladoras inmobiliarias se asumen como hacedoras de comunidad, la pu-
blicidad de los fraccionamientos cerrados reúne en un espacio la oposición entre la
imagen de la ciudad como desorden e insegura, con la promesa de tranquilid ad
y calid ad de vida. Pensando el espacio en refere ncia con lo que supo ne carec e la
ciudad, la vivienda del fraccionamiento no sólo se distingue por la seguridad sino
también por valores pretendidamente faltantes en la sociedad, tales como sentido de
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prometido evoca la imagen de comodidad por las amenidades incorporadas al espa -
cio, la tranquilidad se logra creando la percepción de pertenencia a una comunidad
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mensiones, a la adaptación de los individuos al espacio convertido en producto en
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ria la integración a un entorno social. La urbanización cerrada no es un mero conjun-
to de viviendas ubicadas en un espacio determinado de la ciudad, precisa la existencia
de cohesión entre los miembros, un cuerpo de creencias y valores socialmente compar-

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