Los Ciudadanos Mexicanos ante la Coyuntura Política del 2006

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AutorL. Rigoberto Gallardo Gómez
CargoCoordinador Académico - Centro de Investigación y Formación Social
Páginas1-52

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1. Introducción

Para1 introducir el tema de los ciudadanos mexicanos ante la coyuntura política del 2006, es preciso traer a colación, así sea a manera de recordatorio telegráfico, la enorme complejidad del contexto socio-político y cultural que estamos viviendo en México al inicio del siglo XXI.

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  1. El país que tenemos en 2006:

    Somos ciudadanos de un país que durante casi 8 décadas del pasado siglo vivió conforme los trazos de un modelo excluyente en lo socioeconómico y autoritario en lo político; de un país que se mostró incapaz de garantizar el disfrute de los derechos ciudadanos elementales a amplias franjas de la población y que, lamentablemente, dejó saldos de índole cultural y política muy alejados de los que caracterizan a una democracia integral.

    Tras el fracaso del modelo mencionado, otra vez por imposición de los grupos de poder que han dirigido el destino de México, las generaciones que hoy confluimos en este territorio tenemos en las manos un país que asumió los trazos y las recetas del nuevo modelo de desarrollo diseñado fuera de nuestras fronteras e impuesto desde fuera de ellas con la anuencia de los últimos gobiernos y la participación activa de selectos y poderosos grupos de interés internos.

    La implementación de ese nuevo modelo, llamado neoliberal, ha llevado a cabo profundas transformaciones estructurales en México, las que, en general, más que mejorar los niveles de desarrollo del país y los indicadores de calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos, los han empeorado.

    En este año 2006, el del fin del gobierno que se anunció como "el gobierno del cambio", nos hallamos todavía en un México en el que lamentablemente predominan rasgos como los que enseguida se enuncian -y que se desarrollarán con detalle en delante: economía dependiente del petróleo, de las remesas de los migrantes y del turismo; planta productiva con muchas maquilas y pocas industrias; incremento notorio de las actividades económicas informales, con la consecuente precarización del empleo existente y del recientemente creado; importante nivel de desempleo de adultos y jóvenes; salarios generales sin suficiente poder de compra y abatimiento del mercado interno; campesinado en proceso de desaparición o emigración; escaso imperio de la ley en los niveles federal, estatal y municipal de gobierno; políticas sociales focalizadas que no consiguen hacer vigentes los derechos sociales ni resuelven la pobreza ni sus causas estructurales; millones de indígenas y sus comunidades excluidas y no reconocidas; creciente tendencia a privatizar bienes y servicios básicos; protagonismo e influyentismo de los grupos fácticos de poder; graves problemas de seguridad; redefinición a la baja de la soberanía nacional ante otros países y sus poderosas empresas; insuficiente e inoperante división de poderes; partidos políticos muy activos en pos de sus intereses particulares o de los de sus grupos internos... pero muy ajenos o antagónicos a los intereses de los ciudadanos; sostenido abstencionismo electoral que oscila alrededor del 60% de los inscritos en el padrón; escaso desarrollo de los procesos de asociacionismo civil y de construcción de ciudadanía plena; exclusión de las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores; discriminación y exclusión de quienes son diferentes o de quienes tienen diferentes capacidades; importantes procesos de contaminación del aire, del agua, de la tierra... y el consecuente deterioro del medio ambiente y de la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras.

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    Es decir, vivimos en un país cuyos gobiernos e instituciones políticas y sociales no han sido capaces de garantizar para todos los mexicanos de hoy y del futuro la vigencia de los derechos humanos, sean éstos de tipo social, civil, económico, cultural o ambiental.

    Con esta problemática encima hemos llegado al 2006, año marcado en el calendario político nacional para ejercer derechos políticos y elegir representantes en los poderes ejecutivo y legislativo a nivel federal.

    Sin embargo, en nuestro entorno parece ser más viva que nunca la conciencia y la vivencia cotidiana de que la nuestra es una democracia precaria o insuficientemente construida, una democracia cuyas leyes, instituciones, políticas públicas y actores políticos institucionales dejan mucho qué desear porque se han quedado en una idea muy limitada de la democracia (sólo votar) y se han mostrado reiteradamente incapaces de entender que la democracia implica construir y ofrecer a todos los que vivimos aquí una vida buena en todos sentidos.

  2. El debate actual sobre el qué hacer:

    Por todo ello, hoy día, en las calles, al seno de las familias o de los grupos de amigos y también en las aulas, los ciudadanos mexicanos nos hallamos enfrascados en un profundo debate. Pero, ojo, este debate no es simple ni se reduce sólo a si se ha de votar por "la malísima", por "la mala" o por "la menos peor" de las opciones electorales, como se oye decir con frecuencia.

    El debate al que aludimos es más complejo, reflejo fiel de la sociedad diversa y compleja en que vivimos, y tiene al menos tres componentes centrales:

    a) Discutimos si vale la pena ir a votar; si vale la pena refrendar con nuestro "voto razonado" o "voto útil" este sistema democrático representativo y volver a delegar el poder -que de suyo radica en el pueblo- en los candidatos presidenciales de los institutos políticos que reiteradamente han traicionado la confianza ciudadana. Hay cansancio visible en los ciudadanos respecto de esa práctica de los partidos que trabajan para obtener el voto del ciudadano y que, en cuanto lo obtienen, abandonan a la ciudadanía, se olvidan de ella y de sus expectativas, aun legislan en su contra y los políticos se dedican a enriquecerse y a perpetuarse en el jugoso negocio de la política.

    Es más, se discute si alguna o alguno de los candidatos presidenciales y su respectiva propuesta difieren realmente de las de los demás candidatos, o si, a la hora de ser puestas en práctica, todas ellas, irremediablemente, correrán la misma suerte y se convertirán en lo mismo. Se discute mucho si efectivamente estas propuestas pueden mejorar la calidad de vida de toda la población y la situación del país en el entorno mundial que lo contiene.

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    b) Por otra parte, también discutimos si no es mejor - de una manera personalmente conciente pero organizada y masiva- llamar la atención, advertir, presionar ciudadanamente a la clase política mediante un acto de desobediencia civil (como el que se concretaría con la emisión del voto en blanco) y poner en jaque al sistema político - electoral y a sus actores. Se discute si no es la hora de que los ciudadanos podamos forzar un ajuste profundo y democrático entre las normas, las instituciones y la realidad política; un ajuste que a fin de cuentas sirva para re-legitimar a la política, sus normas, sus instituciones y sus actores. Y se discute porque si ese "voto en blanco" no se emite masiva y contundentemente, sin quererlo, se acabará beneficiando al partido que cuente con el mayor número de seguidores ya muy amarrados; al que, como se dice coloquialmente, tenga el mayor "voto duro".

    c) Pero eso no es todo. También discutimos si es este el momento de exclamar con fuerza ¡¡¡ya basta !!!. Ya basta de tanta exclusión, abuso y mentira de quienes ostentan el poder en el sistema actual. Sobre todo los millones de excluidos y desesperanzados -entre los que están muchas mujeres y jóvenes- discuten si acaso no es ésta la hora de dejar atrás al sistema de las leyes, instituciones y actores políticos que "nunca nos han servido", al sistema de las "promesas eternamente incumplidas" para entregarse desde ya a la construcción de un país radicalmente nuevo.

  3. Insumos para la información, la reflexión y toma de decisión:

    En este texto ofrecemos a las y los lectores los elementos que hasta hoy tenemos a mano con el único fin de alimentar la información y la reflexión con que cada cual habrá de fundamentar su decisión de cómo participar en la coyuntura política mexicana del 2006.

    Tras la introducción, en segundo término, se ofrece a los lectores una breve definición de "proyecto de país" y una serie de criterios que los ayudarán a identificar un proyecto de país consistentemente planteado. Enseguida se presenta un breve ensayo acerca de los rasgos generales del México actual. El cuarto apartado contiene cuatro ensayos que resultan muy útiles para encuadrar los aspectos legales, institucionales e históricos del derecho al voto en México. En el capítulo quinto se exponen las posturas y propuestas de las cinco diversas opciones electorales que tienen a mano las y los ciudadanos. El sexto apartado contiene información acerca de las posturas que han hecho públicas algunas organizaciones de la compleja y contradictoria sociedad civil mexicana. En el séptimo capítulo, se presentan un par de ensayos que dejan claramente expuestos los postulados y el sentido de la propuesta de La Otra Campaña. Finalmente, en el último apartado se concluye brevemente el trabajo y se deja en blanco porque se considera que ese es el...

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