Aprender desde nuestra experiencia

AutorIsabel Jiménez Maldonado
Cargo del AutorLicenciada en Antropología Social, egresada de la ENAH, Maestría en Filosofía e Historia de las Ideas. Doctorado en Humanidades y Doctorado en Ciencia Política, UAZ
Páginas172-213
Smith, Robert C. (1998), “Los ausentes siempre presentes: comunidad trasnacional, tecnología y
política de membresía en el contexto de la migración México-Estados Unidos” en Sergio
Zendejas y Pieter de Vries (editores), Las disputas por el México rural, México: El Colegio
de Michoacán, Vol. 1. Actores y campos sociales, pp. 201-244.
Tuirán, Rodolfo (2001), “Estructura familiar y trayectorias de vida en México” en Cristina Gomes
(comp.), Procesos sociales, población y familia, México: Miguel Ángel Porrúa/FLACSO, pp.
23-66.
Velasco, Ernesto (2000), “Sobre la necesidad de una visión estratégica en la gestión de
programas contra la pobreza” en Foro Internacional de la Revista trimestral por El
Colegio de México, Vol. XL, julio-septiembre, pp. 484-521.
Velasco, Laura (1995), “Migración femenina y estrategias de sobrevivencia en la unidad doméstica:
un caso de estudio de mujeres mixtecas en Tijuana” en Soledad González, Olivia Ruiz, Laura
Velasco y Ofelia Woo (Comps.) Mujeres, migración y maquila: en la frontera norte, México:
El Colegio de México y El Colegio de la Frontera Norte, pp. 37-64.
Zenteno, René M. (2006), “Pobreza, Marginación y migración mexicana a Estados Unidos”
en Alejandro I. Canales (editor) Panorama actual de las migraciones en América
Latina, Universidad de Guadalajara y Asociación latinoamericana de Población, pp.
161-195.
APRENDER DESDE NUESTRA EXPERIENCIA MUJERES RURALES:
UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Isabel Jiménez Maldonado
MANOS DE SEMBRADORA
Mira hacia estas manos de mujer agricultora Manos
esforzadas de sembradoras
Manos que llevan las marcas del trabajo
Tantas veces sin trato y sin cariño
Manos que barren y cocinan
Que lavan las ropas y las tienden
Manos ahorradoras que remiendan
Manos callosas y sembradoras
Amigas íntimas de la siembra, del arroz y los frijoles
Manos que siembran y que cultivan semillas criollas de hortalizas
Y así mejoran y cualifican su alimentación
Íntimas de la huerta y de las perolas de cobre
De las cazuelas de barro y los fogones de leña
Pero que siembran la tierra y las plantaciones
Manos que elaboran dulces… nunca ociosas
Manos fecundas e inmensamente ocupadas
Manos laboriosas que conocen el secreto de la vida
Siempre abiertas para sembrar justicia y nuevas relaciones
Manos que se unen en las celebraciones
Manos sembradoras…
Acostumbradas al trabajo…
Sembrando siempre semillas de vida
Alimentando sueños de liberación.
Cora Coralina
La humanidad se ha organizado con sus propias circunstancias para garantizar su
reproducción, y así desarrollar la producción, regular sus intercambios y dar jerarquía a sus
integrantes en función del lugar que ocupan y las actividades que desempeñan. Una de las
categorías que ha sido determinante en la organización social de todos los pueblos ha sido
la división entre lo femenino y lo masculino, clasificación que se asienta sobre las
diferencias sexuales entre hombres y mujeres.
Justamente la mayoría de culturas construyen sobre las diferencias biológicas entre
hombres y mujeres (sexo), un conjunto de atributos, comportamientos, roles,
prescripciones, prohibiciones, derechos y obligaciones (género), que acaban siendo
percibidos como "naturales". Queda así arraigada la convicción de que es la naturaleza
quien determina estas construcciones y no se discrimina aquello que es producto de
procesos históricos y relaciones sociales. Además el análisis de género comienza por
distinguir las diferencias biológicas entre hombres y mujeres de aquellas construidas social
y culturalmente (Scott:2000, Lamas:2002).
Cuestionar esa división y las relaciones que de ella derivan significa replantear
relaciones de poder, tanto en la vida cotidiana como en las esferas más abarcadoras de la
sociedad.
Los roles de género se construyen fundamentalmente en torno a dos grandes esferas
que envuelven trabajo humano: la esfera productiva que se expresa en la obtención,
transformación e intercambio en el mercado de bienes o servicios, y la esfera reproductiva
que se expresa en un conjunto de desempeños orientados a garantizar la continuidad de la
vida cotidiana, la alimentación y las actividades de cuidado del grupo familiar o
comunitario. La mayoría de las sociedades ha identificado a los varones con la esfera
productiva y a las mujeres con la esfera reproductiva.
Esta asignación diferenciada de roles también se conoce como división sexual del
trabajo. En donde incluye los servicios que se brindan en el hogar que tienen un precio en el
mercado. Como consecuencia de esto, la inserción femenina en el ámbito laboral tiene
aspectos diferenciales, además en el acceso y proporción de mujeres que participan en el
mercado de trabajo es inferior a la de los hombres. También en las formas de inserción:
existen notorias asimetrías entre hombres y mujeres respecto a la duración de la jornada
laboral, la distribución por sector de actividad, el tipo de ocupación, la ubicación jerárquica,
y en los resultados obtenidos, las diferencias salariales por sexo constituyen el aspecto
más explícito de las disparidades (Espinosa: 2006).
La sistematización de las experiencias productivas en manos de mujeres. Nos
inscribimos en aquellas posturas que destacan la importancia de incorporar un enfoque de
género en las iniciativas de desarrollo orientadas a la construcción de procesos de
empoderamiento de los sectores excluidos como un fin en sí mismo y como un medio para
la transformación social y el incremento de la calidad de vida de las personas, en el marco
de las actuales discusiones sobre desarrollo humano sustentable. Asimismo, y debido a que
las iniciativas económicas y sociales de las mujeres se han impulsado a escala local, se
aborda la forma en que la economía popular ha orientado tales emprendimientos para el
logro de metas de desarrollo a nivel local.
Bajo este contexto el objetivo de este artículo es explicar cómo se ha dado el
proceso de empoderamiento de las mujeres rurales en un contexto de crisis económica y
con las estrategias desarrollo local compartiendo las experiencias exitosas, y para ello
dividiremos en cinco apartados.
I. Las desigualdades de género en el contexto de pobreza
La crisis global, lo que hace del mundo financiero y comercial y su desplome una de las
vías más dramáticas de transmisión de sus efectos por haberse originado en los países
centrales y con las economías más fuertes. A pesar de sus orígenes externos y de la
incertidumbre respecto de su duración, esta afectará más a los países en desarrollo y

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