Sobre apariencia y realidad en Aristoteles. La interpretacion de Marcelo Boeri.

AutorMittelmann, Jorge

Resumen: En su reciente libro sobre las nociones de apariencia y realidad en el pensamiento antiguo, Marcelo Boeri ofrece un análisis detallado del papel que Aristóteles atribuye a las apariencias tanto en las apreciaciones cognitivas como en las morales. A la luz del tratamiento paralelo que Boeri reserva al error en contextos morales y epistémicos, aquí se desarrollan algunas sugerencias suyas que parecen apuntar hacia una incipiente "criteriología" aristotélica. Tal como el virtuoso provee el "canon y medida" de las apariencias moralmente fiables, el adecuado entrenamiento (y el ejercicio conjunto) de las facultades de discriminación sensorial e intelectual provee garantias suficientes sobre la fiabilidad de las apariencias sensibles. Cierra este trabajo un breve examen de las estrategias de "disolución" que Aristóteles adopta ante el escepticismo perceptivo.

Palabras clave: percepción, error, criterio, escepticismo

Abstract: In his recent work on the concepts of appearance and reality in ancient Greek thought, Marcelo Boeri offers a detailed account of the role Aristotle assigns to the phantasiai, both in our moral and cognitive assessments. In the light of this somewhat unitary account of moral and epistemic mistakes, this paper takes further some of Boeri's suggestions, which seem to point in the direction of an inchoate Aristotelian "criteriology". The virtuous person provides the "canon and measurement" of the morally trustworthy appearances; in much the same way, the joint exercise (and suitable training) of our sensory and intellectual discriminatory abilities assures the reliability of perceptible appearances. A brief account of the Aristotelian "dissolution strategy" against radical skepticism closes this paper.

Key words: perception, error, criterion, skepticism

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Marcelo Boeri consagra dos capítulos de su libro Apariencia y realidad en el pensamiento griego (en adelante AR) a discutir el alcance de esta distinción en la psicologia y en la teoría de la acción de Aristóteles. Su acercamiento a la cuestión reviste algunos rasgos distintivos que justifican un examen detenido. Como era previsible, Boeri se interna en el problema que da título al libro mediante una detallada reconstrucción del concepto aristotélico de [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII], tanto en su vertiente epistémica como práctica. La fantasía es el orden de "lo que aparece" o "se presenta", pero es también el orden de "lo que me parece" como resultado de ese aparecer, o quizá incluso al tomar distancia de él (AR, p. 228). Aristóteles observa que, aunque el ámbito de competencia de la [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] parece ser coextensivo al de la sensación, calificamos como [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (y no como "sensaciones") aquellos "apareceres" de cuyo valor cognitivo no estamos ciertos (428a12-16). Por lo demás, piensa Aristóteles, la [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] resulta errónea en la mayor parte de los casos (428a12).

En su análisis de esta facultad, Boeri alude en más de una ocasión a la presencia (al menos implícita) de modos de discriminar entre la fiabilidad de dos apariencias contrapuestas, al punto de afirmar que "Aristóteles puede haber visualizado un criterio del cual nosotros todavía disponemos cuando hacemos la distinción apariencia-realidad" (AR, p. 230). Si bien Boeri nunca explicita del todo cuál es el criterio último de rectitud presupuesto por Aristóteles en nuestras discriminaciones perceptivas, la doble orientación teórico-práctica de su análisis de la [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] provee importantes indicios al respecto. En esta discusión intentaremos explorar el tratamiento paralelo que Boeri reserva a las distinciones entre bien real y aparente (por un lado) e impresiones veraces y erróneas (por el otro) a efectos de precisar ese criterio al que Aristóteles recurre; o (en palabras de Boeri) de aclarar cuáles son "[sus] maneras de decidir la 'realidad' que torna verdaderas nuestras creencias" (AR, p. 229). En primer término se discutirán las consideraciones que el autor ofrece en torno de la discriminación entre apariencias contrapuestas, para examinar, en un segundo momento, la estrategia general que Aristóteles diseña para hacer frente al desafío escéptico. (1)

  1. Aristóteles y el criterio de verdad

    Un supuesto básico que atraviesa el texto de Boeri es que la distinción entre lo aparente y lo real no es estrechamente epistémica, ni su discusión interviene sólo en contextos vinculados con la justificación del conocimiento. La compenetración de lo epistémico y lo ético está insinuada ya en el subtítulo del libro, y quizá no sea aventurado sugerir que los contextos en los que inicialmente surge esa distinción --o en los que al menos se vuelve apremiante la necesidad de introducirla--, son contextos de filosofía práctica. Entales contextos, un agente ofuscado por lo que sele presenta como bueno es incapaz de sustraerse "al poder de la apariencia" ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII]), y sólo podría desactivar ese poder "poniendo en perspectiva" lo que le aparece, mediante la aplicación de cierto "arte de la medida" ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII]: cfr. Protágoras, 356d4). El arte de la medida permitirá relativizar lo inmediatamente apetecible e interponer tiempo entre el deseo y su satisfacción, al abrir un intervalo en el que lo placentero ya no se presente "como placentero en sentido estricto, es decir como un bien en sentido estricto", porque entre tanto el agente habrá incorporado "el futuro" en su apreciación de lo presente. (2) El que la distinción entre apariencia y realidad resulte crítica en contextos de racionalidad práctica, sumado a la relevancia que el factor temporal reviste en la discriminación entre lo aparente y lo real, pone de relieve que dicha distinción tiene un valor no sólo epistémico, sino también dramático. De ella depende, al menos en parte, el que la vida del agente resulte lograda o se malogre, y no sólo la justificación del estatus epistémico de sus creencias, articuladas en proposiciones que pretenden describir el mundo.

    Habida cuenta de esta ambivalencia en la distinción entre apariencia y realidad, Boeri procura mantener abierta la circulación entre la ofuscación del agente racional y sus percepciones erróneas, e intenta alinear los errores elementales de discriminación perceptiva con la parcialidad de sus juicios prácticos. Aunque esa estrategia no logra eliminar un núcleo de apariencias confusas que se presentan incluso al observador imparcial y bien predispuesto, si permite mostrar la índole práctica de cierto número de distorsiones perceptivas. Además, contribuye a definir gradualmente cierto "canon y medida", esto es, un sujeto de experiencia cuyas impresiones sensibles (como, en otro plano, las del virtuoso) coincidan indefectiblemente con la realidad. (3)

    El punto de partida que adopta Boeri se hace patente en lo que podríamos llamar (quizá abusivamente) su genealogía moral del error perceptivo. Buena parte de nuestros juicios erróneos proviene de una desordenada interferencia emocional en la evaluación de "lo que se presenta" por vía senso-perceptiva: "Aristóteles piensa que los sentidos no nos engañan, sino que son nuestros estados afectivos los que nos hacen interpretar falsamente los datos de los sentidos" (AR, p. 230).

    No se trata, claro está, de que Boeri reduzca todos los reportes sensoriales potencialmente desorientadores a una interpretación defectuosa de datos fiables, por parte de agentes ofuscados en la prosecución de un bien aparente. Sin embargo, parece evidente su reticencia a encarar el problema de la fiabilidad de esos reportes en...

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