Acercamiento teórico al fenómeno de la discriminación

AutorMarco Antonio Sánchez López - Luis Antonio Hernández Sandoval
Páginas7-55
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CATULO I
ACERCAMIENTO TEÓRICO AL
FENÓMENO DE LA DISCRIMINACIÓN
1. Proemio
El siglo XX se ha caracterizado, entre otras cosas, por albergar
las formas más cruentas de discriminación, y ahora en los albo-
res del siglo XXI la discriminación es considerada como una de
las violaciones más f‌l agrantes de los derechos humanos. Esto
no es casual, la complejidad de nuestro medio social y la violen-
cia que se agudiza cada día más, ha dado lugar a la discrimina-
ción que en su sentido más elemental, no es más que el daño
ejercido sobre las personas por parte de otros seres humanos.
Viendo los hechos y manifestaciones violentas que se suscitan
a diario en nuestra sociedad, parece ser que se cumple aquella
sentencia de Heráclito cuando af‌i rmaba que “la violencia es pa-
dre y rey de todo”. Jean Paul Sartre decía que la violencia “hace
sociedad”, pero se trata una sociedad que es el antagonismo
de la sociedad fundada en la razón y en el amor, pues es una
sociedad desesperada que busca por medios violentos lo que
debería alcanzar a través de la convicción, del diálogo o de la
negociación.
La violencia es, históricamente, un fenómeno humano, una si-
tuación difusa que se encuentra vinculada a casi todos los as-
pectos de las relaciones humanas. Sólo el hombre es quien pue-
de ejercer violencia contra sí mismo y contra lo otros. Sólo él es
capaz de destruirse, de eliminarse, incluso, de justif‌i car la violen-
cia que ejerce en contra de los demás. Muchas veces el hombre
para af‌i rmarse a sí recurre a la violencia negando al otro, exclu-
yéndolo, y por lo tanto, violentándolo. Unas veces amparándose
en la legalidad, en la costumbre y en la moral, otras utilizando
instrumentos que multiplican la potencialidad de dominio.
Pero también, la violencia se exterioriza, se encarna en formas
colectivas, anónimas, que le ofrecen la técnica y la política. Hay
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UN ACERCAMIENTO A LA DISCRIMINACIÓN. DE LA TEORÍA
A LA REALIDAD EN EL ESTADO DE MÉXICO
una violencia técnica, impersonal, abstracta, más aún, una vio-
lencia de la técnica. Ernest Jünger y Martín Heidegger han visto
en la técnica la expresión conjunta de la racionalidad mundial y
de la voluntad de poder. Esta técnica que a través de la cual los
hombres se comunican, que está creando un universo común a
todos las naciones, es al mismo tiempo la que destruye la tierra
y sojuzga a la naturaleza y a los hombres. A través de ella nos
hemos acostumbrado a someter al mundo a nuestro placer. Pero
la propia empresa de esclavizar a la naturaleza, empresa en la
que radica la grandeza de la aventura occidental, pone en ries-
go no sólo la naturaleza, sino también la Razón que pretendía
someterla. Es aquí donde la voz de los f‌i lósofos de la escuela
de Frankfurt intervienen: después de haber destruido las mitolo-
gías, señala Adorno y Horkheimer, la Razón matemática y téc-
nica está aplastando al Yo con su imperialismo, con sus formas
hegemónicas. Tras estas consideraciones, ¿no será que se en-
cuentra a caso una especie de histeria tecnocrática, un empeño
de someter igualmente a los hombres y las cosas a una voluntad
única, a un Estado global y transparente? Hoy en día la técnica
no sólo se contenta con proporcionar a la política instrumentos
inusitados de control y de coacción, sino que ya ofrece un mode-
lo, una incitación a la dominación total.
Por irracional que parezca, la violencia está sin embargo vin-
culada al ejercicio mismo de la razón. Cuantif‌i car, organizar es
ya violentar. El mismo lenguaje, la articulación de ideas en el
marco de un vocabulario y de una sintaxis establecidos pueden
ser considerados como violencia. Los mayores crímenes se han
cometido bajo la sombra de la racionalidad.
La misma ambigüedad e implicación se encuentran en la historia
política. ¿La polis no es más bien la organización de una colec-
tividad contra la violencia exterior e interior? ¿El Estado no es
más bien el mecanismo que consiste en sustraer la violencia a
la iniciativa de los individuos y de los grupos y adjudicarla a una
autoridad única, como ya había señalado Max Weber al def‌i nir el
Estado como “el monopolio del uso legitimo de la violencia? Esta
violencia de Estado, que“necesita siempre justif‌i cación”1 como
diría Hanna Arendt, que amparándose en la legalidad, recurre a
los medios extremos de la violencia cuando su vida está ame-
1 Arendt Hanna, Sobre la violencia, Madrid, Alianza Editorial, 2006, p. 105.
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ACERCAMIENTO TEÓRICO AL FENÓMENO DE LA DISCRIMINACIÓN
nazada. Asimismo, la guerra es esa “situación límite” de la que
habla Paul Ricoeur, en la que el Estado sitúa al ciudadano ante
el dilema de “matar o ser matado”, dilema que la objeción de
conciencia rechaza pero que es incapaz de resolver.
En el horizonte actual vemos día a día como se deja aparecer
la violencia al desnudo, como se ha escapado de las manos
del hombre, cuando la justicia se confunde con la venganza, el
orden con la represión, cuando se utiliza la violencia “legitima”
para erradicar la otra violencia, dando como resultado una at-
mósfera densa de violencia donde casi siempre los afectados
son los desprotegidos, los marginados y los excluidos. Ya no es
posible diferenciar una violencia de otra, ésta se ha convertido
en polimorfa. El hombre al sentirse prisionero de un sistema que
utiliza la violencia para su legitimidad, para su funcionamiento,
en algún momento se enfrentará a una situación temible donde
la violencia podría explotar irremediablemente.
Dentro de la complejidad de nuestra situación actual y en la es-
fera de la violencia, se presenta una violencia que opera cie-
gamente, que pervierte la condición humana y el ámbito de la
interrelación entre los hombres, es una forma de decadencia
social que hasta hoy se le ha dado la categoría de amenazante,
pero también es una indigencia del corazón humano que se ha
convertido en una hostilidad e indiferencia tajante frente a los
demás hombres, que en su caso extremo, es la búsqueda de
la negación del otro, desde la antecámara de la vejación y de la
marginación. Violencia que deliberadamente causa daño tanto
físico, psicológico, moral al otro, al que es diferente, al extranje-
ro, al inequívocamente otro, etc.
Esta violencia tiene su nombre: la discriminación, que es ante
todo un fenómeno social, una situación de exclusión, de no re-
conocimiento, pero también, es el resultado de la indiferencia
moral hacia el otro, que en su grado extremo, es más bien, el
odio al otro, al que es diferente, al desconocido, al marginal, al
que viene de otra parte, a cuyas maneras singulares, como dirá
Finkielkraut, “turban la serenidad del que está en lo suyo y hacen
pesar sobre lo que es familiar la amenaza de lo extraño”2 .
2
Cfr. Finkielkraut Alain, La sabiduría del amor, Barcelona, Gedisa editorial, 1999,
p.
111.

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