Un abogado en Twitter

AutorÁngel G. Adame L.

Me he vuelto un tuitero asiduo. Hace varios meses lo utilizo de manera cotidiana, primero por curiosidad, luego por diversión y, ahora, porque se ha convertido en parte de mi vida. Al principio, como es lo más común, sentía desconfianza: he leído los primeros tuits de varios usuarios y muchos comentaban: “estoy probando”, “me obligaron”, “es tonto”… Hoy han publicado más de 2,000.

Como todo medio de comunicación humana, me ha generado afinidades y enemistades, coincidencias y críticas en virtud de mi manera de pensar: uno es la suma de sus aciertos y de sus errores. En el camino he ido modificando mis tendencias, reafirmando que el Derecho no es el único tema que existe y, lo más importante, me ha ayudado a ser selectivo en la búsqueda de buenos textos. Me gusta, en ese orden, leer, escribir y que mis mensajes sean leídos. Pero renunciar a tuitear libremente mis convicciones para ser popular, no es mi estilo. Me gusta leer cosas interesantes y, si el tema me motiva, escribo algo. Nada más.

Uno encuentra de todo: abogados íntegros, grandes poetas, analistas de respeto, trolls, stalkers, sextuiteros, chatuiteros, políticos en campaña, alcohólicos anónimos, corazones solitarios, clubes de optimistas, sociedades de poetas muertos, famosos de postín, juglares y agoreros y, lo más importante, gente sencilla que, quizás por primera vez en su vida, tiene un espacio válido para expresarse.

Empero, Twitter es más: es noticia, es variedad en información, escándalo, nota roja, gris o amarilla; es política, grilla, publicidad, fiesta, vivencia; en resumen, es todo lo que uno quiera que sea, basándonos en función, primero, de a quién seguimos y, segundo, de lo que uno escribe.

Además, por ser un enlace a nivel mundial y directo con cada uno de sus integrantes, deja a un lado el posible filtro y manejo parcial de la información por parte de los intermediarios, siendo un foro libre de toda censura y discriminación en cuanto a las ideas que ahí se manifiestan, y permite con total libertad expresar la opinión, muchas veces en contra y en ocasiones hasta agresiva, hacia los destinatarios.

Como abogado y catedrático he encontrado la forma de compartir el conocimiento jurídico, textos de interés, reflexiones de los problemas actuales con colegas, condiscípulos y el lego en la materia. Ha sido tal el alcance de esta red social, que cada vez podemos encontrar, a manera de ejemplo, cuentas de personas de interés jurídico y legal como los maestros Gerardo Laveaga...

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